Manuela y su complaciente marido (2)
Fecha: 11/06/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: murgis, Fuente: RelatosEróticos
... saltaron los senos a la palestra. El otro se las debía estar viendo, claro y… pero ya… Manuela sintió que se corría sin remedio y masturbó frenéticamente a su amigo, que, ésta vez, tampoco pudo contenerse. Mientras se moría en un terrible orgasmo, tratando de acallar los aullidos que le salían de dentro, notó ella como explotaba bajo su mano el capullo aquel, como la empapaba el viscoso y cálido liquido, como salía a borbotones… Se siguieron masturbando, por la pura inercia y el puro gozo de lo que había pasado, algún rato después de finalizar el orgasmo, hasta que por fin extrajeron las pringosísimas manos de los respectivos regazos. Parece que, entonces, el joven tuvo conciencia de la enormidad que allí había pasado, del escándalo del marido y se marchó. Iba Manuela a abrocharse la falda, cuando Alfredo se fingió sorprendido: - Manuela, tienes desabrochada la falda. - Manuela, tienes bajadas las bragas - Manuela tienes el chocho al aire - Manuela, estas mojadísima Salieron a toda prisa del cine. En el taxi, el taxista le tuvo que decir a Alfredo que se reportara. Llegaron a su casa. Manuela quiso lavarse. - Lavarse, que bobada. Manuela iba a pagar las luces para desnudarse, como hasta entonces había tenido por costumbre, pero su marido, muy seguro de si mismo le dijo que no, al contrario encendió todas las luces de la habitación. - Quiero verte bien. - Debo oler mal, muy guarro - Claro con tanto meneo… Le fue bajando las bragas, despacito, y cuando ya estaban rendidas, en ...
... los tobillos, empezó a asestarle cariñosos lengüetazos en la raja. - Túmbate Lo hizo. - Abre mucho las piernas Obedeció. - Hasta que no puedas más. Se lo mamó como si fuera un hambriento niño del tercer mundo y aquel un almacén con las natillas más ricas del orbe. Luego se desnudó y Manuela no se la había visto nunca tan grande y tan hermosa. Bueno, la realidad es que no se la había visto nunca. - Chúpamela tú a mí. Este parecía otro Alfredo, otro hombre. Se apoderó de ella, golosa e hicieron un impecable sesenta y nueve. Alfredo estaba tan frenético que se puso a moverse como si la estuviera follando y casi acaba con ella, pues la puso cinco o seis veces al borde la asfixia. Manuela estaba otra vez a punto de correrse. Se atrevió a decir: - Métemela. - Ponte boca abajo - El culo en pompa - Baja más la cabeza. Fue el mejor casquete de su vida matrimonial, con una enorme diferencia y se corrieron al unísono, quedándose luego dormidos como troncos. No haría mucho que se había dormido cuando notó la mano de Alfredo en sus orificios. Empezó a hablarle con la voz más entrecortada que nunca: - Cuéntamelo - El que? - Todo - Que es todo? - Lo del cine, mujer. - Pues si ya te le he dicho.. - No, pero ahora la verdad. - Bueno, pues me puso la mano en la rodilla ... - Y luego? - Luego la subió por el muslo. - Y te hizo abrir las piernas, no? - Si. - Después? - Nada. - Si. - Se puso a tocarme por encima de la falda. - El que? - Pues el vientre - Y... Que más? - Lo que su sabes. - Pero… ...