Cosquillas en vacaciones
Fecha: 27/09/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hace unos meses me fui de vacaciones a la bella ciudad de Acapulco, cuna de hermosos paisajes, bellas mujeres... con bellos píes. Para no alargar mi relato les comentaré que salí de viaje valemadrista con unos amigos y por azares del destino nos tuvimos que quedar a dormir en un bungalow, pero el precio a pagar (además de efectivo) era compartirlo con cuatro chicas que estarían con nosotros. Por el día los hombres y las mujeres tomábamos nuestros caminos, pero por las noches debíamos dormir en el mismo cuarto... ya se imaginarán. La primer noche veníamos del mar, y las chicas ya estaban en el bungalow preparándose para ir a la piscina a lavarse. Una chica era *Morena, como de 21 años y muy loca, agradable, y su amiga se llamaba *Debora, mayor que ella pero no menos divertida, como de 26 años. Las demás chicas no vale la pena mencionarlas, pues aunque eran agradables, no tuvimos gran contacto con ellas. Mis amigos venían rendidos (o crudos), y yo, con mis años de experiencia en el tema, hallé el modo para escabullirme en el cuarto de Morena y Debora, y hacerles plática. Ya en la piscina, descubrimos que Morena no sabía nadar, y yo caballerosamente me ofrecí a enseñarla (yo sólo conozco el nado de perrito). Ya entrados en confianza, la ayudé a flotar, y sentí que su dedo gordo del pie rozó mis testículos y eso me excitó demasiado, tanto que le dije: -oye niña, si quieres aprender a flotar mejor vamos al chapoteadero- Ya solos, yo tomé a la muchacha con mis brazos y le propuse ...
... que pataleara. Lo hacía pésimo, y como me mojó toda la cara, decidí tomar su pie y pellizcárselo. Seguido de ello, le hice cosquillas lentamente en su mojadita planta, pero... ¡no le causó risa¡ al contrario, me dijo:- eres muy brusco, hazme cosquillas más suavecito- yo, desconcertado le cumplí el gusto y al parecer se relajó, pues dejó caer su peso en el agua y pareció flotar mejor. Al paso del tiempo, no sólo le hice cosquillitas mientras ella sonreía, sino que me animé a morderle los dedos, a lo que se carcajeó y pataleó de nuevo mojándome la cara. Para corresponderle el "dedazo" le rocé su ano un par de veces con mis dedos del pie, no sin morderle su planta del pie, al seguir el juego de "aprender a nadar" la tomé de nuevo entre mis brazos, y al hacerlo mi mano izquierda rozó su vagina varias veces. Bueno, yo no buscaba nada sexual, pero la situación estaba demasiado buena como para echarme para atrás. Ya entrada la noche, nos salimos de la piscina. Nos secamos, comimos algo y seguimos platicando. Debora se fué dormir, y Morena y yo seguimos platicando afuera del Bungalow. Nos acostamos en el suelo, y yo seguía acariciando sus pies de número cinco, (creo), tostados como su piel, con las plantas rosadas. Cuando me detenía, ella me decía –hazme más cosquillitas, se siente rico¡- pero curiosamente no le provocaban risa, tal vez la excitaban o la relajaban. Ya entrada la madrugada nos metimos al bungalow. Pero para nuestra sorpresa, sólo sobraba una cama. Yo le dije que se ...