Mis masturbaciones
Fecha: 26/09/2017,
Categorías:
Masturbación
Autor: Iría Ferrari, Fuente: CuentoRelatos
Debo admitir que sentir una polla, no se puede comparar con mis momentos a solas, pero para aprender a disfrutar de ellas, primero tuve que aprender a disfrutar de mí. Y así lo hice a temprana edad hasta hoy en día. Masturbarme es lo que hago muchos días, a fin de cuentas, ¡Tengo mil excusas para hacerlo!: En la mañana porque estoy sola por casa y echo de menos a mi chico y sus manos y lengua, en la tarde porque estoy aburrida y de repente escribo un relato y me pongo a mil, lo cierto es que me encanta. (Cuando me lea mi chico, va alucinar mucho). Me gusta empezar desnudando mi cuerpo y relajándome con un masaje, uso crema o aceite (me gusta sentir como resbalo en el sudor cuando ya estoy llegando al clímax); acaricio todo mi cuerpo, lo que más disfruto acariciar son mis senos, amo sentir el proceso en el que se ponen duros, ¡A mi pareja le encanta!, a menudo imagino como los devora con su lengua, mientras con la yema de mis dedos hago pequeños masajes circulares alrededor de mis pezones. También me gusta acariciar mi entrepierna, imagino los pequeños y delicados mordiscos que algunos caballeros que me follé, solían hacer. Tan pronto como me excito, empiezo a imaginar, algunas veces pienso en otras pollas, esas que abran mi delicada vagina tanto como puedan; la maldita fantasía de ser follada sin delicadeza me consume; otras veces, imagino otras idas de cabeza de esta mente perversa y me gusta sumergir la punta de mis dedos: corazón y anular. En ocasiones distintas, imagino ...
... mujeres sobre mí, nunca son conocidas o amigas si no cualquier actriz porno refregando sus húmedas vaginas con la mía y sosteniendo con fuerza mis senos mientras gritan, sonará bastante desesperado por mi parte? Cambiando un poco el panorama, también me gusta ver porno, solo tengo dos condiciones para el porno, vídeos no más largos de 5 minutos y con buenas tomas, me interesa ver la penetración, no la cara de sus amantes, entenderán que quiero masturbarme pensando en que me lo hacen a mí, no sintiendo envidia por la perra que sonríe y grita. También tengo especial predilección por las lesbianas, pero eso sólo sucede en mis fantasías ocultas de mi retorcido cerebro. Ayer cerré mis ojos en la ducha bajo el chorro de agua caliente y recordé uno de los vídeos que vi hace tiempo, eran tres personas y luego, pasé a otro pensamiento y vi a mi chico siempre dispuesto para mi, como le domino y hace lo que le pido con su polla gruesa, ¡exquisita! Empecé rozando en forma circular mi clítoris con la mano derecha, imaginaba cómo la cabeza rosada de la verga de mi chico, buscaba que lubricara; con mi mano izquierda, tocaba mis pezones, estaban duros e imaginaba como aquella chica del vídeo y los besaba. Mojé tan fácil y tan abundante, que fue bastante difícil resistirse a querer resbalar mis dedos adentro de mi, imaginaba esa punta rosada tratando de abrir mi huequito, tenía que ser delicada y meterla de una sola vez, luego tome mi consolador, y efectivamente, empecé a imitar del movimiento ...