Cunnilingus a Melina, la pendeja
Fecha: 23/05/2018,
Categorías:
Grandes Relatos,
Sexo Oral
Autor: dandar, Fuente: CuentoRelatos
... de hielo en su vaso y lo llené de tequila. - Ya me puse cómoda, pero no para dormir… - expresó Melina con voz seductora. Tomó el vaso y bebió un buen trago. Mordiéndose los labios me clavó su mirada sexy. - ¿Qué pasa? ¿Qué pensás? ¿No te gusta lo que ves, no te gusto? –preguntó. Sonreí. Apuré la mitad de mi vaso, me arrodillé al borde la cama, a centímetros de su entrepierna. Y dije: - Melina, ¡sos hermosa! Claro que me gustás…; pero llegaste con mi amigo, y me parece mal… - ¡Sos un caballero!, ¡redulce! ¡Hay pocos hombres como vos! Aunque tengo que aclarar varios puntos. Primero, fue Carlos el que se durmió borracho, dejándome sola; segundo, yo no soy su novia, no hay nada entre nosotros, ni tampoco habrá, y eso se lo aclaré desde el primer momento que acepté un trago y salimos a bailar… - ¡Esperá, pará ahí! Decís que no hay nada entre ustedes pero llegás con él a mi casa y te metés en la pieza… Si entras a un dormitorio con un tipo no es para discutir filosofía… Melina se rio, encantadoramente, bebió de su vaso, y sostuvo: - Si, pero que coja con algún hombre no significa que tenga algún compromiso. Sólo es sexo… Hace tiempo que Carlos me quiere coger, y hoy, cuando lo vi borrachito, le di calce porque tenía otra idea en la cabeza… - ¿Entonces ya habías calculado que él no iba a hacer nada? ¿Cuál era tu idea? - Decime, ¿por qué llegamos a tu casa? - Carlos me habló por teléfono, dijo que no tenía plata para ir a un telo, y me pidió un dormitorio para estar con vos… - ...
... ¡Jajaja…! ¡Yo le dije que te diga eso! Le expliqué que no quería ir a un telo, y le propuse que te pida a vos un lugar en tu casa… - No entiendo, ¿por qué en mi casa? - Beto, ¿sos tonto? ¡Para estar con vos! –exclamó tras lo cual se inclinó y me besó en la boca. Lengua y dedos ¡Fue un beso espectacular! Sus delgados labios, húmedos y calientes, apretaron los míos, e inmediatamente su lengua carnosa rodeó la mía, recorrió todo el interior, succionó y envió aliento y saliva. Al mismo tiempo, sus suaves manos apretaron las sienes, tras lo cual su lengua dejó mi boca y jugó en el interior de mis orejas. - Entonces, ¿querés conocer como hago acabar a las chicas? –le pregunté entre gemidos. - ¡Para eso estoy acá! Tomá, comela… -sostuvo, mientras se estiró en la cama mostrándome su cuerpo espectacular y la plenitud de la vulva. Me encantan las conchas, labios vaginales, clítoris. Desde adolescente aprendí a lamerlas, besarlas, chuparlas, dedearlas, comerlas. Tragar los jugos. Las disfruto y logro que las mujeres disfruten. Como mucho, en quince minutos las hago tener orgasmos. Me esmeraría con Melina. Descendí con mi boca hasta los dedos sus pies y los lamí. Empezó a gemir. Subí lentamente por sus piernas, me detuve en los exquisitos muslos, y de allí salté hacia el ombligo, mientras mis manos se apoderaron de las tetas. Al notar que los pezones estaban como piedras, ascendí y alternativamente los comí y chupé. - ¡Hijo de puta!, ¡sos un genio!, ya me hiciste mojar! –exclamó. Mi mano ...