Mal amigo?
Fecha: 14/05/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... chupaba, se relamía, todo mientras con una mano se masajeaba la concha. Cuando me miró, vi que sus ojos brillaban con un placer y un encanto delicioso. Caí rendido. Ella se recortó a mi lado. -¿Te sientes bien? -dijo. -No -contesté yo. -Eres muy tontito... Yo comencé a enojarme. Pasada la pasión, acometía en remordimiento. -Esto no está bien -dije intentado incorporarme, pero ella se puso encima y no me dejó. -¡Eres un bruto! -me dijo riendo. -Sí. Estoy de acuerdo -secundé. -¿Tú crees que Edmundo no lo sabe? Yo me puse pálido y ella se puso a reír como loca. -Pero... -Eres un ingenuo... Edmundo lo sabe. Él te recomendó... -No entiendo -dije con cara de estúpido. -Eres un tontito. Con Edmundo tenemos un acuerdo. Tu sabes que a él le gusta cepillar fuera de casa... -Yo... -No te hagas el tonto. Él mismo me lo cuenta. Ustedes han salido junto con otras niñas y han armado sus propias fiestas. -¿Te estás vengando? -No, tarado -dijo ella-. Lo que pasa es que llegamos a un acuerdo. Si a él le gusta jugar con otras, yo debo tener el mismo derecho, ¿no crees? ¡Es lo justo! -Está bien, pero ¿por qué yo? -Cuando convinimos esto él me dijo que estaba de acuerdo siempre que no fuera con cualquiera. Y yo te elegí a ti. Y él se puso muy contento. La sola idea del acuerdo y el pensar que contaba con la anuencia de mi amigo me puso de nuevo en vara. Y Karen lo notó de inmediato, así que se encargó de dar alojamiento a mi apetito en su bodega y estuvimos dándonos cepillo por otro buen rato. ...
... Era una fiera aquella hembra. Y se movía como las diosas. Por fin tuve me segundo orgasmo mientras ella ya había dado vuelta al rosario. Apenas terminábamos de vestirnos cuando mi amigo volvió con los niños. Yo me despedí lo más rápido posible y me fui. Aún estaba avergonzado, acuerdo o no. Era como la medianoche cuando sonó mi teléfono. Era Edmundo. -¿Estabas durmiendo? -preguntó. -No - dije-. Viendo televisión. -Apágala. Alguien quiere hablar contigo -dijo. -Hola, flaquito rico -dijo Karen. Yo sentí que me venía una baja de presión. No pude hablar. -Karen me dijo que te habías portado muy bien -dijo Edmundo. -Yo... -No seas modesto -dijo ella-. ¿Sabes, Edmundo? -continuó-. Tu amigo culea de maravillas... Me hizo gozar como una diosa... Yo no podía creer lo que decía... -Espero que tú también lo hayas disfrutado -dijo él-. Debo darte las gracias, ya que esta hembra me tiene hecho un trapo. -Yo... -balbuceé. -¡Ooooh! -escuché a Karen. Entonces me di cuenta que, mientras hablaban conmigo, estaban haciendo el amor. -Me puse tan caliente con lo que me contó Karen -dijo Edmundo-, que le estoy dando una culeada profunda... Yo no pude dejar de soltar una risita. -Métemela así... ¡Aaaaah! Me gusta tu palo gordo -escuchaba decir a Karen. -¡Vieras como se la traga! A propósito... Ooooh... Me dijo que se tragó todo tu semen... A esta cochina la gusta la leche... Yo no aguanté más y me saqué la verga y comencé a masturbarme. -¿Te estás haciendo la paja flaquito? -dijo Karen. -Siii... ...