Historia del chip (029) Un lugar público - Enko 001
Fecha: 23/09/2017,
Categorías:
Control Mental,
Dominación
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... espectáculo que ofrecía. Con los brazos atrás, los pechos sobresalían, pero, sin dudarlo, los proyectó todavía más, rogando que Enko los acariciase. Estaba totalmente centrada en las manos de su amante, en ofrecerle todo su ser como si cada segundo fuera el último que fuera a estar con él. Los pezones comenzaron a doler ante el asalto. Cuando Enko se cansó de sobarla, la cogió por la cintura para para penetrarla de un golpe y esperar que tomase la iniciativa. Esta consistió en un movimiento de caderas amplio y rítmico para facilitar la expulsión del esperma. Cuando Enko eyaculó, -simulando una respiración agitada-, volvió a dedicarse a los pezones, llevando las manos desde la cintura hasta los senos. — ¿Tienes derecho? — preguntó. —No, amo. He cometido más de tres faltas estos días. Enko ni siquiera se molestó en escuchar cuáles habían sido. —La sinceridad es el camino, amor. ¿Y William? ¿Has hablado con él? —No he podido, amo. Me da vergüenza. —Es tu marido. No debes de sentirte mal. —Lo sé, amo. Te prometo que se lo diré pronto. —Mientras no se lo digas, no tendrás orgasmos, Isabel —dijo Enko, al tiempo que soltaba los pezones. Isabel se agitó, decepcionada. Pero no discutió, no serviría de nada y entendía su punto de vista. — No hay nada como una pizca de motivación —señaló él quitándole importancia a la sentencia. —¿Debo seguir con la venda? —Sí, desde ahora, como dije antes, la llevarás siempre que estés con tu marido o cualquiera de tus amantes. Al menos, de ...
... comienzo. Luego, ellos son libres de retirarla al igual que las esposas ¿Has entendido? — Sí, amo. Siento no haber cumplido tus expectativas. — No importa. Compra un vestido caro, sexy y fácil de quitar para el sábado por la noche. Reserva cena en el mejor restaurante de la ciudad y también una habitación de hotel. Entonces se lo dices. — Así lo haré, amo. Agarró un pezón y tiro hacia él. Introdujo su verga una vez más y esperó a que ella moviese con criterio las caderas. Soltó el esperma con fuerza. — Cada vez lo haces mejor. ¿William también disfruta? — Como nunca. Está muy contento. — Vamos a ducharnos. Debes cumplir con tu marido. Y no te olvides de la venda. Enko soltó las esposas de Isabel y esperó a ver si ella se quitaba la venda. No lo hizo. Se ducharon largo rato y Enko aprovechó para acariciarla con maestría. Le había colocado los brazos en alto. Sólo al terminar de secarla, retiró la venda y le permitió bajar los brazos. — Esto también debes de practicarlo con tus amantes. Isabel asintió. Cuando llegó a casa, preparó la cena, -a mano, no con robot-, y esperó de pie, con los tacones puestos, a su marido. Estaba perfectamente maquillada, ligeramente enjoyada y preparada para hacerle pasar una velada agradable. La venda y las esposas ya estaban debajo de la almohada. Velas encendidas en la habitación y la mesa puesta en el comedor. Calculando que faltaban pocos minutos para su aparición, se puso el camisón. Si estaba sola, iba desnuda y con tacones. Si había alguien más, ...