Mi polvo con el fontanero
Fecha: 28/04/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Ya más despierta pude comprobar las manchas en la cama y los restos de la reparación de fontanería en la cocina. No lo he vuelto a repetir, pero cada vez que mi marido me folla pienso en los fontaneros. Me llamo María José y quiero contar lo que me ocurrió hace exactamente un año. Es una historia real y cada vez que pienso en lo que me ocurrió no puedo evitar ponerme a mil, por este motivo he pensado en compartirla, para saber la opinión que merece. Hace quince años que estoy casada, por lo que las lectoras que estén en mi situación comprenderán fácilmente que con mi marido ya lo he probado todo en la cama. Aunque dentro de esta normal monotonía no podía evitar ciertas fantasías, la verdad es que nunca había tenido necesidad de buscar desesperadamente una aventura. Recuerdo que era un miércoles y mi marido estaba de viaje. Ya es tradición en mi casa que siempre que él se ausenta surge algún problema doméstico. Efectivamente, cuando fui a limpiar un trasto de cocina que había ensuciado me encontré con un monumental atasco en el fregadero. Después de maldecir todo lo maldecible, llamé a un teléfono de reparaciones urgentes. Una señorita muy amable me dijo que me mandarían un fontanero lo antes posible, por lo que yo me despreocupe del tema pensando que aquel "antes posible" aún podía tardar bastante. Me cogieron literalmente en bragas. Estaba tranquilamente ordenando unos cajones totalmente de estar por casa, es decir en bata y zapatillas, cuando llamaron al interfono. Como ...
... tampoco tenía tiempo de arreglarme un poco, decidí abrir la puerta. Total los haré pasar a la cocina y los dejaré trabajar tranquilos, pensé. Abrí la puerta y se me presentaron un operario de unos cuarenta años, muy correcto en sus formas, de físico normal y un chaval de unos veinte años que debía ser su ayudante. Mientras les explicaba mi problema, ya me di cuenta que se les iba la mirada hacia mis tetas. Con las prisas no me había abrochado los botones de arriba de mi bata, y entre esto y que era bastante ancha los tíos iban locos. Yo misma me sorprendí de mi forma de actuar, tenía que haberme cabreado y abrochado los botones rápidamente. Sin embargo no hice nada de esto, interiormente me sentí halagada, mis tetas aún llamaban la atención de los tíos, mientras pensaba lo que era correcto, hacía todo lo contrario. Movía lo brazos para que las arrugas en mi bata les permitieran ver algo más y empecé a sentir unas cosquillas en el estomago que hacía tiempo que ya casi había olvidado. Joder, pensé divertida, después de los años de monotonía aún me queda algo de golfa. Les dejé en la cocina y me fui al cuarto de costura contiguo, desde allí oía sus risas, debían estar hablando de mis tetas. Sin quererlo, entre divertida y asustada, me estaba excitando pensando en aquellos tíos que tenía en la cocina hablando de mis tetas y de mi culo. El ayudante tuvo que marcharse a buscar una pieza, por lo que el operario quedó sólo en la cocina. Al rato me llamó y cuando entré me lo encontré ...