Haciendo un favor a Karina
Fecha: 22/04/2018,
Categorías:
Infidelidad
Confesiones
Autor: nagash74, Fuente: CuentoRelatos
... comenzó a rebuznar de placer: gemía, gritaba, se ahogaba. -Ayyy papi, ¿qué me estás haciendo? Le di la mejor chupada que podía dedicarle a una mujer. A mi mujer le encantaba que yo combine rapidez con lentitud, fuerza con ternura. Y eso hice. Karina chillaba y se contorsionaba en el sillón y yo tenía bien sujetadas sus caderas para que no se me escape ese rico caramelo de mi boca. De pronto, subió sus pies al borde del sillón, me agarró la cabeza y empezó a gritar. -Ay, me muero, me viene, me viene!!! No puede ser, que rico, que rico!! Soy tuya papi, soy tuya, hazme lo que quieras!!! En medio de su orgasmo, me separé, la levanté con fuerza, me senté yo y la jalé para que se siente sobre mi pene que estaba duro a morir. Fue una maniobra rápida. Cuando la senté en mi verga, Karina casi se desmaya. Le metí la verga en medio de su orgasmo. Eso desencadenó una serie de orgasmos incontrolables en ella. Mientras me cabalgaba se venía una vez tras otra. Yo, prácticamente no necesitaba moverme. Ella estaba como poseída. En un determinado momento, me incorporé sobre la silla y le agarré un pezón con mi boca, tomando fuerte todo su cuerpo y obligándola a que se quede quieta. Comenzaron una serie de espasmos cada vez más lentos hasta que después de varios minutos se tranquilizó. Recostó su cabeza en mi hombro y nos quedamos así un buen rato. La llevé a la cama y se acomodó en mi pecho. Me acariciaba el pecho, los hombros, el cuello; entonces bajó su mano y sintió mi miembro más duro que ...
... asta de bandera. Se fue directo a mamármelo. Lo hacía deliciosamente; la giré y comencé yo también a darle lengua pero esta vez tomaba sus jugos y hurgaba el agujero de su culo. Hice un trabajo calmado pero contante hasta lograr meterle tres dedos; cada vez que añadía un dedo, Karina apretaba su boca en mi palo y aceleraba el ritmo de su mamada. Cuando estuvo lista, la saqué de encima, la puse en cuatro al borde de la cama y le metí la punta de mi verga en su hueco. -Ayyy, me duele papi. Tienes una cosa bien gruesa y yo no estoy acostumbrada a que me lo metan por ahí. -Respira, aguanta un poco y vas a ver cómo te gusta. Así lo hizo. Yo empujaba poco a poco y le tocaba sus pezones. -Tócate el clítoris, le ordené. Entonces empezó a moverse de delante hacia atrás de una manera desenfrenada mientras gritaba como loca. -¡Qué rico! ¡Rómpeme mi amor! ¡Qué es esto! No puede ser. ¡Más… más… más! Yo ya no podía aguantar más. Me vine con todo en sus tripas y nos apretamos tanto que pensé que le iba a romper la cadera o algo así. Karina cayó casi desfallecida. Su cabello caía sobre su rostro y apenas alcanzó a decir: -¡Cuánto tiempo he perdido! Yo pensé que mi marido era bueno en la cama. Yo también caí rendido. Nos quedamos dormidos y al despertar calculé que ya debía irme. Me metí a la ducha y a los pocos minutos Karina entró. Nos enjabonábamos, nos tocábamos, nos besábamos. De pronto me dijo: -No sé cuándo volveré a gozarte así que tengo que aprovechar. Apoyó sus manos sobre la pared ...