Inmigrante (09)
Fecha: 20/04/2018,
Categorías:
Infidelidad
Grandes Series,
Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos
... vergüenza, pero ¿puedo hacerle una pregunta? -En primer lugar, Marga, no me pare correcto que me sigas llamando Don Jomo, cuando acabo de comerte el coño, has tenido un orgasmo conmigo y estamos los dos desnudos en la cama. Creo que son motivos suficientes para que me tutees… -Noooo. Usted es el señor. Yo no puedo tutearle como si fuésemos colegas. Qué diría su esposa si de repente le tutease. Además, no está bien. Visto así, tenía razón, si a Ana le llamaba señora y a mí me tuteaba, seguro que resultaría extraño para todos, y sobre todo para Ana. Mejor no suscitar sospechas. -¿Y cuál es la pregunta que querías hacerme? -Vera… Don Jomo… Les he visto varias veces cuando está con sus invitadas. Sobre todo con la señora Marta... y… -Y ¿qué? Habla, no te de vergüenza. -Usted me haría lo mismo que a ella. -Lo soltó todo de una vez con voz bajita, per la oí perfectamente. -¿Eres sumisa? -No lo sé, pero cuando le he visto con ella y las cosas que le hace, he sentido mucha curiosidad y excitación, hasta el punto de… -Sigue, no te detengas, cuéntame. ¿Te has masturbado después? Eso no es para avergonzarse. Te recuerdo que estamos desnudos en la cama y que acabas de correrte con mi boca y mi mano. Deberías tener un poco de confianza con estos temas. -Sí, me tenía que masturbar, a algunos días hasta dos y tres veces. ¡Uy! ¡Qué vergüenza, Dios mío! ¿Qué va a pensar usted de mí, Don Jomo! -Qué quieres que piense. Estoy encantado. Es más, me vas a hacer una mamada hasta que me corra, y te ...
... lo vas a tragar todo. -No lo he hecho nunca, Don Jomo. No sé si lo sabré hacer bien. -No te preocupes que te enseñaré. De momento, dale unas buenas lamidas para ensalivarla bien y luego te la metes en la boca y la acaricias con la lengua. Aproveché para colocar la única almohada que tenía doblada a mi espalda para mantenerme semi-incorporado, mientras que ella se puso de rodillas a mi lado, con su cabeza a la altura de mi polla y empezó a lamerla como le había dicho. Yo me puse a recorrer su culo con mi mano, bajando hasta su raja y recorriéndola con un dedo por encima. Cuando se metió el glande en la boca, le pedí que lo acariciase con la lengua y los labios. Ella lo hizo y yo aproveché para meterle el dedo medio en el coño. Se incorporó por la sorpresa y yo le solté dos fuertes palmadas en el culo. -No interrumpas la mamada por nada. -Sí, Don Jomo. Y volvió a su labor. Yo seguía acariciando su culo y labios, hasta meter el dedo una o dos veces y vuelta a empezar. Me rozó el glande con los dientes, y yo le di otras dos palmadas en el culo, al tiempo que le decía: -Esos dientes, escóndelos o te castigaré más. -Mmmmm. Un gemido que me pareció de placer, más que de asentimiento o dolor, fue su respuesta. Cuando volví a meter el dedo en su coño, se abría como una flor, y era un manantial de líquidos que escurrían por sus piernas, cada vez más separadas. Siguió metiéndose poco a poco, cada vez más trozo, siguiendo mis indicaciones. Pronto la tuvo entera en la boca, no sin arcadas ...