Ana y su hijo Claudio - Relatos Eróticos

Ana y su hijo Claudio

... ocupó de preparar la comida mientras yo seguía limpiando, comimos y seguimos limpiando, hasta que llegó la hora de volver a la ciudad y nos dispusimos a cambiarnos, pero yo que como he dicho estaba un poco caliente d verla mientras limpiaba, a la que se quedó en bragas y sujetador no pude aguantarme y la dije:

ANB: Mi hijo quería que despidiéramos el fin de semana de una manera digna yo estaba de acuerdo, así que mientras él se quitaba los pantalones cortos que llevaba, yo me quité el sujetador y las bragas, en esos momentos él solo llevaba el short, me arrodille ante él y se lo bajé, después introduje su polla en mi boca y se la mame hasta que se le puso dura, me tumbé sobre la cama y me abrí de piernas. Él se puso encima de mí y comenzó a moverse dentro de mi coño de una manera fantástica, me volvió a hacerme correrme muchas veces, mientras el intentaba evitar correrse porque sabía que era el último, por ese día, su estilo era muy diferente al de su hermano, más dulce y suave, finalmente ...

... se corrió dejándome el coño, otra vez, lleno de leche, después nos duchamos nos vestimos y el fin de semana había llegado a su fin.

CLA: Mientras íbamos de vuelta a la ciudad en el coche yo no podía dejar de pensar en lo que había vivido ese fin de semana, había puesto los cuernos a mi mujer, antes nunca lo había hecho, con mi madre y había descubierto que el incesto era fantástico, y en esos momentos pensaba que quizá mi vida necesitaba un cambio, quería seguir con mi mujer, Maribel, era fantástica follando y una compañera cariñosa e inteligente, pero probar otras cosas no estaba mal, y con la ayuda de EL Consejero lo haría.

ANB: Había pasado un fin de semana fantástico, el sexo con mi hijito pequeño había sido muy diferente del que tenía frecuentemente con su hermano mediano, hacerlo sin el temor a que mi marido se enterase y poder dormir con mi hijo, sin ningún tipo de preocupaciones era fantástico, ya era la puta de dos de mis hijos, faltaba el tercero, había que hacerlo también con él