GINA: LA HISTORIA Primera parte - Relatos Eróticos

GINA: LA HISTORIA Primera parte

... acosté boca arriba y le pedí que se acomodara entre mis piernas. Yo levanté y extendí las mías al máximo y le pedí que se acomodara entre ellas. Ya estando en medio de mis piernas, fui acomodándome hasta sentir su garrote cerca de mi culo y empecé a menear las nalgas, sintiendo como su verga titilaba en mis nalgas y en mi culo. Esto calentó mas a Joaquín (¡Y a mí también!), que no pudiendo contenerse, me metió de golpe toda su larga y gruesa verga hasta el tope. No pude reprimir un grito ahora si de dolor, al tiempo que atenazaba con mis piernas sus nalgas. Me sentía y estaba llena de verga, de la tremenda verga de Joaquín y me sentía mas mujer que nunca, pues moviéndose en un rico vaivén, sentía a plenitud su gran virilidad, a la vez que me llenaba de besos en la cara, el cuello y mis pequeños senos. Se vino en un tremendo torrente de semen, inundando mi culo de su caliente leche, provocándome un orgasmo delirante en el que apreté mis piernas alrededor de su atlético cuerpo. No lo dejé separarse de mí pues me sentía plenamente convertida ensu mujer. Mi culo, a pesar de lo adolorido que se encontraba, seguía comprimiendo acompasadamente el grueso garrote clavado en él. Joaquín se quedó completamente estático y no hacía ningún movimiento por tratar de desprenderse de mí. Poco después, se recostó sobre mi cuerpo y abrazándome me empezó a decir cosas tan tiernas como: Quiero que seas mi reinita, mi nena, mi amante. Jamás había estado con nadie que me hiciera sentir lo que tú. ...

... No me vayas a dejar, no me engañes. Quiero que seas solo mía. Mientras me decía esto, me besaba en toda mi cara, cuello y mordisqueaba mis pequeños pezones, que en correspondencia se erectaban hasta el dolor. Después de un buen rato, en que se quedó abrazándome sin decir ni hacer nada, sentí como su verga volvía a tomar volumen, estando insertada en mi tumefacto culo. ¡Que delicia sentir como crece dentro de una el miembro del ser amado! Es una sensación indescriptiblemente placentera y sensual.

Sentir como va llenándose tu cuerpo con esa parte del amante que tanto placer proporciona. Sentirse ahíta de verga, sin poder moverte, es un placer como pocos existen en la vida. Sin desprenderse de mí, se fue acomodando a quedar sentado arrastrándome con él, quedando yo encima de sus muslos con su verga bien clavada. Yo la apretaba con mi esfínter para que no se saliera y eso hacía que creciera aun más. Completado el movimiento, se sentó Joaquín con las piernas extendidas y yo cabalgándolo. Volví a sentir todo el tamaño de su verga y no pude resistir el deseo de resortear sobre mis piernas para que su garrote me recorriera el recto con su cabeza bien hinchada. ¡Sentía lo máximo!, no podía creer que una verga de ese tamaño cupiera en mi culo. Joaquín descontrolado ya, me agarró fuertemente de la cintura y me jalaba hacia él para clavarme aún más su vergota. Yo estaba gozando como perra y no me importaba el dolor. Joaquín mordía mis senos, mis pezones, el cuello. No me importaba que ...