Al Servicio del Sultán 3 - Relatos Eróticos

Al Servicio del Sultán 3

... Muntou;” añado haciendo una señal a dos hombres de Moussa que se acercan con dos cajas.

Abro las cajas, ambas contienen una pareja de gladius, entrego una pareja a uno de los dos nubios que van a realizar el viaje.

“Este es el primer regalo, los gladius de Merary para que los use la siguiente de su nombre. Para ella los herreros de Moussa han forjado dos nuevos con acero de damasco, más ligeros y manejables;” comento entregándoselos a Merary junto con el arnés para colocárselo a la espalda, dando a entender a todo el mundo que además de una de mis esclavas de placer a partir de ahora es mi guardaespaldas.

“El segundo regalo para el Jefe Muntou es Maira;” añado para sorpresa de la joven, “El decidirá si la toma como esposa o como esclava, pero decidle que es una princesa.”

Los siguientes minutos son de despedidas, todos dejamos unos minutos a solas a Laila y Maira sabiendo que tardarán mucho tiempo en volver a verse si no es la última vez que lo hacen, aunque tal vez Moussa decida aprovechar la situación y convertir a Muntou en un aliado en vez de en un súbdito que no tardará en sublevarse cuando sepa que Merary está lejos del alcance de Moussa.”

Nunca me han gustado las despedidas, tal vez por el hecho de que nunca he tenido nadie de quien despedirme, mis padres me alejaron muy pronto de ellos, y la otra figura paterna que he tenido, el Embajador don Rodrigo se fue demasiado rápido.

Moussa y yo simplemente nos damos la mano, aunque noto un gesto de ...

... decepción en su rostro, realmente pensaba que había alguna posibilidad de que me hubiese quedado a su lado y a su muerte haber aceptado gobernar las tribus nómadas con Zeiga.

Zeiga se despide de su padre con dos besos y un simple cuídate, no llora, aunque está a punto no lo hace. Solo rompe a llorar y tiene que ser consolada por Yaritza y Jimena cuando la Fortaleza Roja desaparece detrás de nosotros.

24 de Noviembre del año 1183 / 6 de Sha’Bân del año 579

En cuanto llegamos a las puertas de Alejandría las sospechas que he tenido todo el viaje desde las tierras de Moussa de que algo grave ocurría se confirman.

Durante estas tres semanas de viaje, Hafel ha estado demasiado serio, distraído todo el tiempo, solo cuando Jimena se sentaba a su lado y él la leía cuentos destinados al bebé que está creciendo en su vientre volvía a ser el Hafel que conocí hace ya ocho meses.

Todas las noches del viaje después de la cena, Hafel me pedía permiso para llevarse a Jimena a su tienda, y todas las noches se lo daba. Por lo que Jimena me contaba por las mañanas apenas follaban durante poco más de quince minutos, nada más llegar a su tienda, Hafel la obligaba a arrodillarse en el suelo y chuparle la polla hasta ponérsela dura y luego Jimena le montaba hasta correrse los dos.

A partir de ahí se tumbaban juntos, y Hafel continuaba leyéndola cuentos mientras jugaba con sus pezones y su coño llevándola a varios orgasmos.

En ningún momento durante esos días le pregunté nada a Hafel ...