La profesora de autoescuela (5ª parte y final) - Relatos Eróticos

La profesora de autoescuela (5ª parte y final)

... saca una máscara. Se parece muchísimo a la de Catwoman en Batman. Me la coloca en la cabeza y me pone frente al espejo. Estoy un poco acojonada, pero la verdad es que impresiona lo que veo. Soy una puta vampiresa. Toda vestida en cuero negro me atrevo a todo. Noto un escalofrío de poder, de deseo y de valor. Me vuelve a enganchar a la correa de perro y dice:

Vamos preciosa. Demuestra lo que vales

Siento mi piel tensa de la excitación. Camino descalza detrás. Voy moviendo mi culo como una zorra. Me siento a tope. Llegamos a una puerta, la Señora sujeta mi correa a un gancho de la pared. Me sujeta la barbilla y clava sus ojos en mis ojos. Su sonrisa es cálida.

Tranquila y disfruta. Ponte de rodillas y espera.- Dice esto y se va la muy cabrona.

Ahora mi estado vuelve a “bastante cagada”. No quiero ni plantearme que me hagan daño, el dolor no me pone nada, la verdad es que nunca lo he probado pero es que no quiero probarlo. Me aferro a la idea de que la Señora nunca dejaría que me traten mal. De repente la puerta se abre y delante mio tengo unos pies femeninos.

Mira cariño, miro lo que nos han dejado en la puerta. Una perrita.

Es una perrita que está muy buena. Hazla pasar amor.

Cariño?¿Amor? Que cursis son estos dos, no?

Te voy a dar un par de instrucciones. La primera es que si no te decimos lo contrario siempre irás a 4 patas. No hablaras si no te preguntamos y acabarás todas tus frases con las palabras mi Ama o mi Amo. Estamos aquí para jugar, pero si ...

... no quieres jugar solo tienes que decir “No quiero jugar más. Gracias Ama”. Lo has entendido?

Sí mi Ama.- La verdad es que quería decir aquello de No quiero jugar, pero me daba vergüenza aunque no sabía porque, quizás era por no decepcionar a la Señora,. Pero, además, allí de rodillas mi lado más putón tenía una curiosidad insana de ver que pasaría allí dentro.

La Ama cogió la correa y tirando suavemente de ella me metió en la sala. La verdad es que era un poco ridículo y super humillante andar a cuatro patas delante de dos cincuentones. Me sentía bastante estúpida, me dolían las rodillas y estuve a punto de levantarme.

Levanta la cabeza, perrita. Vas a ser buena?

Levanté la cabeza y por primera vez pude ver a mis “amos”, efectivamente los dos eran cincuentones. Él era un tipo bajito, un tanto peludo y con una importante barriga. Iba vestido con pantalones de cuero negro y un chaleco adornado con unas cadenas plateadas. La verdad es que no era una imagen muy impactante. Lo que casi era más humillante. Ella era rubia, llevaba un antifaz, un body muy ajustado negro y las piernas enfundadas en unas medias de rejilla. La verdad es que me relaje un poco, no parecían muy amenazantes. Eran bastante un cliché de dominantes.

Ahora vas a hacer todo lo que te pidamos. Vas a ser nuestra putita, nuestro juguete. Como eres una perra, quiero que metas la nariz en el culo de mi señora y se lo huelas como haría una perra cualquiera.

Dios, que vergüenza, suerte que llevaba la ...