Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora - Relatos Eróticos

Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora

... podía ver que el grueso de ese pene era algo exagerado y nunca le había entrado algo tan gordo en su culo. Habían pasados muchos por su culo en los últimos meses, más de los que podía recordar, pero ninguna así de gorda.

Facundo:Entonces... ahí voy-Fernanda asintió rápidamente varias veces, sonriente, mientras se preparaba para ser enculada.

Fernanda:¡AAAAAAHHHHHH!-Los ojos se le abrieron en par, para luego ponérseles blancos y luego bizcos ante la sensación de tener ese gordo pene entrándole en el culo. Fue tan largo el gemido que soltó que llamó la atención de las compañeras que tenía más alejadas y luego sonrió, mientras sus ojos se entrecerraban y sus piernas se tambaleaban.

“No puede ser posible esta sensación tan maravillosa” se dijo Fernanda, notando como su gordo compañero solo se estaba acomodando en el interior.

Fernanda:¡AAAAAAHHHHHH!-El gordo la había sacado y luego se la había vuelto a enterrar toda- ¡Tu pico es de otro mundo, Facu!

Facundo:¡Uuufff!–No se lo admitiría jamás, pero jamás pensó que un culo pudiese sentirse así de bien y ella, al parecer, no le había mentido, nadie se la había metido hace un buen rato.

¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! Las mujeres cercanas encadenadas a esas grandes X de madera comenzaban a moverse para encontrar la mejor forma de ver el espectáculo que ocurría. No podían creer que semejante morsa tuviera un pene tan grueso y que le estuviera provocando esos niveles de placer a una de las muchachas más ...

... zorras que haya pasado por la Hacienda, si es que no la más. Algunas incluso sintieron un cosquilleo en su zona intima, como deseando que ese pene también las atendiera por vergonzoso que eso sea pensarlo para ellas.

Fernanda: ¡Ah! ¡ah! ¡aahh! No puede ser... ¿por qué no me la metiste antes? ¡ah! ¡ah! ¡aaahhh!

Facundo:¡Ssshhh!-El gordo miró a los alrededores y salvo algunas miradas de las muchachas cercana, los gemidos de Fernanda no parecían haber llamado la atención a las afueras de la habitación.

Fernanda:¡Más! ¡métemela más! ¡ah! ¡ah! ¡ah! ¡aaahhh! ¡uy! ¡así! ¡así!-Su enorme culo hacía el máximo empeño por golpear con fuerza la pelvis del gordo con la finalidad de que se le insertara todavía más en el culo.

Facundo:¡Ssshhh!-Era un disfrute, pero si seguía gritando así pronto llamaría demasiado la atención, por lo que puso su mano en la boca de su culona compañera- ¡Ay!

¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! Fernanda no perdió el tiempo al creer que ponía esa rechoncha mano en su boca para que le chupara los dedos, no para hacerla callar. El gordo sintió una punzada que recorrió su cuerpo al sentir como esa lengua endemoniada le chupaba los dedo índice y corazón. Mientras el obeso muchacho no paraba de metérsela, ella no paraba de sentir que caía por un tobogán de placer que jamás había sentido.

“Nunca me la habían metido así... ¡nunca!” se dijo así misma Fernanda, que seguía sin poder creérselo.

¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! ¡Chop! A pesar de lo ...