1. La esposa del cornudo (XVII): Shibari y confesión


    Fecha: 05/04/2024, Categorías: Infidelidad Autor: MaestrodeJazz, Fuente: TodoRelatos

    ... pensando sobre la conversación que acababa de tener con Luís, pensando si no hubiera sido mejor callarme y haber pasado por alto su primer comentario que solo respondía a la más estricta verdad.
    
    Pero es que me había molestado, joder, y no iba a pasarlo. Quizás por lo directo que había sido. Y porque, siguiendo ambos las indicaciones de Sole, durante más de dos años casi no habíamos intercambiado una palabra sobre los evidentes cuernos que él me ponía con mi esposa, con mi tácito y cada vez más claro consentimiento. Y, de algún modo, eso nos había ido bien a los tres.
    
    Pero en esta última semana, incumpliendo ese compromiso, sí que habíamos hablado entre nosotros. Y claramente sobre ella, por lo menos en tres ocasiones o más: cuando me agradeció que la hubiese llevado al hotel para estar con él… cuando me buscó en el almacén para pedirme que la ayudara a terminar de convencer a Sole para hacer el viaje… cuando me confirmó que Sole había aceptado ir a Madrid con él, incluso antes de que mi esposa me lo dijera…
    
    Y esto de ahora, este supuesto piropo a mi esposa que no se si buscaba indirectamente agradecerme que se lo hubiera puesto tan fácil, o usarlo de excusa para decirme en mi propia cara que yo era incapaz de satisfacer a Sole además de obviamente cornudo.
    
    Pero es que su frase final me había descolocado todavía más.“Que si yo no quiero, no repetiría más comentarios como ese, dirigidos a mí”. ¿Acaso él intuye que yo debería querer que me los hiciera de nuevo? Me ...
    ... dejó hecho un lío, la verdad…
    
    Porque, incluso tras mi respuesta más o menos cortante a su comentario, haciéndole ver que no me había gustado, y tras su posterior disculpa, Luís no me había prometido que no fuera a caer de nuevo en lo mismo. De hecho, había dejado la puerta completamente abierta para repetirlos en el futuro, solo a condición de que yo entoncesquisiese… ¿Acaso él conoce que nada excita más a un marido consentidor, como yo, que el hecho de que el hombre que se acuesta con su esposa le resalte casi directamente a la cara… mi supuesta condición de medio impotente… y obviamente cornudo?
    
    No sé hasta dónde Luís me conocía realmente y si a él yo podría engañarle, pero estaba claro que a quien no podía engañar es a mí mismo. Si Luís solo había dicho la verdad sobre Sole y sobre mi inferior capacidad para satisfacerla plenamente en la cama… ¿por qué me había molestado? Y si comentarios como ese me resultan tan excitantes cuando bullen como fantasías dentro de mi cabeza ¿por qué hoy yo no lo había aceptado?
    
    Afortunadamente el viaje entre su casa y la nuestra era tan corto que en ese tiempo no tuve tiempo para pensar mucho más. Pero tampoco podía obviar que en mi última frase yo le había“jefe” en vez de llamarlo por su nombre. Algo que en el restaurante no nos resulta nada raro a ninguno de los dos… como final de este pequeño incidente no era la mejor forma de dirigirme a él, antes de aceptar dar el asunto por zanjado y pedirle que no le diéramos más vueltas. Creo ...
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