TRES PERROS
Fecha: 18/03/2018,
Categorías:
Zoofilia
Autor: Daly-999, Fuente: SexoSinTabues
... su antiguo dueño practicara la zoofilia con Beto. Nunca lo sabré. Desde la primera noche Beto duerme en mi cuarto, sobre el piso de madera, al costado de mi cama. Allí estaba él aquella noche calurosa de verano cuando yo, que estaba acostada, lo acaricié con un pie y Beto comenzó a lamer. Me lamía la planta del pie, eso me calentaba mucho. Lo acaricié con el otro pie, también me lamió. Me lamía las plantas de los pies y yo me calenté muchísimo. Me puse de pie y me saqué la tanga quedando totalmente desnuda. El perro estaba entusiasmado, daba vueltas a mi alrededor moviendo la cola. Tiró algo de la mesita de luz de un coletazo haciendo ruido. "No hagas ruido" le dije a Beto. Fui a cerrar la puerta con llave seguida por el perro que me tocaba el culo con el hocico. Estaba parada en la parte del cuarto donde había más lugar cuando el perro comenzó a lamerme la concha. Beto me mojaba con su lengua y yo me mojaba. Yo ya imaginaba lo bien que me entraría la verga del perro. Beto dejó de lamerme la concha y poniendo sus patas delanteras en mis hombros pasó su lengua por mi cara. Nos miramos a los ojos. -Sí, Beto, ya me pongo en cuatro patas como perrita. Me puse en cuatro patas delante de Beto. El perro lamió mi mejilla y olfateó mi sexo, después me montó. Los primeros golpes de su pene fueron en mis nalgas. Levanté un poco el culo y el perro encontró mi vagina. Me penetró, dio un par de golpes adentro y un par afuera. Pensé en tomar su pene para guiarlo pero no hizo falta, le perro ...
... me tenía bien agarrada y ya se movía adentro de mi vagina. "Ya está" pensé, mi deseo se había cumplido, estaba siendo penetrada por la vagina por un perro. Beto me daba y yo gozaba. Después de un momento sentí que la bola de su pene también había entrado. Sentía que la punta de su pene golpeaba en lo más profundo de mi vagina y su bola llenaba toda mi concha. El perro hacía movimientos rápidos y cortos que hacían que yo sintiera como si me hubiera metido un vibrador. Derramó su semen y se quedó quieto. Giré la cara para mirarlo y el perro lamió mi mejilla. Lo tomé como que me estaba agradeciendo. Después empezó a girar para quedar abotonado culo contra culo. Yo hice todo lo que pude para facilitar la acción y quedamos abotonados. Me quede quieta abotonada como una perra, sin pensar en nada, esperando que mi macho derramara todo su semen adentro de mi vagina. Me sentía llena, completa. Mi sexo excitado, como si no dependiera de mi voluntad, comenzó a hacer los movimientos de un orgasmo y estalló el goce. Sentí que el perro derramaba más leche en lo profundo de mi vagina. Después de unos 15 minutos el perro me la sacó. Miré a Beto, la bola de su pene era grande y pensé: "Si ahora que me la sacó es tan grande. ¿Cómo sería cuando me tenía abotonada?" Esa noche me dormí pensando que millones de espermatozoides de perro navegaban en la profundidad de mi vagina buscando, en vano, fertilizar un óvulo. Soñé que estaba abotonada con mi perro pero en la puerta de mi casa, a la vista de ...