Al instituto! (2)
Fecha: 15/09/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
A la semana siguiente de mi estancia ya era íntimo de Alberto y Felipe. Lamentablemente, Felipe estaba malo y había sido internado en la enfermería del complejo, debido a su alta fiebre. Sólo quedábamos Alberto y yo y ya era la hora de saborear la polla de Alberto. Fue la 2ª noche después de que Felipe se recuperara, aunque ya le habían dado el alta, estaba en una cama reposando y esa misma mañana saldría de la enfermería: Lo hice aposta, le tenía muchas ganas a Alberto y decidí descargarme una peli porno gay, de las que le gustan a él. La dejé puesta mientras hacía como que iba al váter justo en el momento en el que Alberto aparecía en la habitación después de haber ido a ver a Felipe. La respuesta fue justo la que esperaba. Alberto cerró la puerta de la habitación y se sentó en la cama que estaba enfrente del ordenador y se echó la mano al pantalón del chándal, se lo quitó y se quedó en boxers y sin camiseta. Fue entonces cuando salí del váter. Alberto se me quedó mirando, ya que debido al calor, los chorreones de sudor me caían por los marcados pectorales y los pezones ya duros y mi bulto se dejaba asomar por mis boxers. Alberto supo lo que quería decir y se puso a ver la película. En esa escena, un chico le estaba dando por culo a otro mientras el tercero se la chupaba al enculado. Y entonces, antes de que él echara mano a su boxer, yo llegué y me puse debajo de sus piernas, con mi cara pegada a su boxer. Él supo lo que yo iba a hacer y apartó enseguida las manos de su ...
... polla. Yo empecé a sacar la lengua y lo recosté entero en la cama. Mi lengua saboreó su boxer empapándolo entero hasta que su polla se puso durísima por el simple contacto de mi saliva con su polla. Entonces le lamí los huevos, sin quitarle aún el boxer. Entonces cuando terminé, sí se lo quité y su polla se liberó chorreando gotas de mi saliva, lo que aproveché para masajearla un poco, hasta que se fue la lubricación. La vista fue entonces genial, tenía delante una magnífica polla de unos 17 cms carnosa, con un capullo muy bien formado y con el grosor justo para entrar bien en cualquier culo un poco acostumbrado. Ahí fue cuando mi lengua salió disparada a lamer su polla como un largo helado, sólo con la lengua, jugueteando con su capullo un rato, con sus huevos y recorriendo una y otra vez el tronco desde los dos lados hacia arriba y hacia abajo. Entonces me la metí entera en la boca, lo que cogió, claro. Estuve 5 cortos minutos jugueteando con la mano, la lengua, los labios, los huevos, hasta que su polla quedó chorreando de saliva. Fue una experiencia maravillosa, la mejor polla que he probado en toda mi vida, jugosa y juguetona. Fue cuando pensé que me penetraría, pero no. Me tumbó en la cama y hundió su cara en mi culo, produciéndome una sensación que nunca antes había experimentado, que florecía haciendo que todo mi vello se pusiera de punta. Alberto lo sabía y no paraba, cada vez más deprisa, y lo que me sorprendió: su polla no bajó, siguió tiesa durante todo el proceso. ...