1. ¿Te acuerdas de aquella noche?


    Fecha: 15/09/2017, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    Me desperté a las once de la mañana. Para mi sorpresa, vi que no llevaba puesto pijama, ni sujetador ni bragas: estaba completamente desnuda. Cerré los ojos, reposé bien la cabeza sobre la almohada y traté de hacer memoria, una especie de reinicio. Las imágenes comenzaron a pasar por mi cabeza; al principio, como una película absurda y desordenada, después, coherente. Abrí los ojos. Observé que sobre la mesita de noche estaba mi móvil, y sobre éste mi sujetador; también estaban allí mis bragas, semicolgadas del reborde de la mesita, pareciendo que hubiesen sido arrojadas con precipitación. Me incorporé. Así, sentada, fuera de la protección del tibio edredón, mis grandes tetas cayeron grávidas encima de mi barriga; me las miré, desplazando la carne de un lado a otro, y no vi ninguna marca de chupetón o mordisco: suspiré aliviada. Bajé más el edredón. Mi ancha cintura se curvó, hasta que se visibilizaron los pliegues de la dermis rellena, y eché un ojo a mis caderas: nada, sin marcas. Luego le tocó el turno a mi chocho, y ahí sí pude ver las señales. Los labios de mi vagina estaban algo abiertos y rezumaban un líquido lechoso que enseguida identifiqué con el semen. "Mierda, se me olvidó ponerle el condón", maldecí. Aunque en cierto modo me daba igual porque hacía años que era estéril, desde mi primer parto, y el hombre con el que me había acostado parecía rebosante de salud. Por cierto, ¿se había ido? Me estiracé con los brazos en alto y haciendo vibrar mis cuerdas vocales en ...
     mi garganta, un sonido chirriante como el de un violín en manos inexpertas, revolví mi larga cabellera ondulada con mis dedos y quedé tal que una sirena varada en una playa. Era fin de semana, no tenía que cuidar de mi hijo pues teníamos, su padre y yo, la custodia compartida. Salí desnuda de la cama y me puse un jersey ancho que encontré plegado en el respaldo de una silla y mis pantuflas. Acto seguido, abrí la puerta del dormitorio y me adentré por el pasillo hacia la cocina. Preparé café y tostadas y los llevé en una bandeja hasta el saloncito donde la posé en la mesa baja de centro; me retrepé en el mullido sofá y comencé a sorber y masticar: encendí el televisor mientras lo hacía. Las noticias, aburridas; los debates, repetitivos; las películas, antiguas. "Bah", mascullé, y la apagué, "entonces, anoche, me acosté con el guitarrista del grupo que tocaba en el pub, sí, busqué el acercamiento y él quedó prendado de mis tetas, la verdad es que se me salían del escote, qué malvada soy, ningún hombre podría resistirse... me lo traje a la casa, me desabrochó la blusa y el sujetador en cuanto entramos, y me estuvo chupando las tetas durante bastante tiempo, sorbiendo mi calor, me moría de gusto viendo sus labios resbalando en mis pezones, viendo mi abultada carne acariciada por sus dientes, me excité tanto que, de repente, lo cogí de una mano y me lo llevé al dormitorio, allí comencé a desnudarlo sobre la cama, qué gracioso, se dejaba hacer como un niño chico, vi que tenía la ...
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