ABRIL
Fecha: 28/01/2018,
Categorías:
Erotismo y amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Rafa estaba fuera de sí, ambos sabíamos que esta situación se presentaría tarde o temprano, pero es muy difícil asumir que te quedas sin un puesto de trabajo en el que llevas toda la vida. -venga, lo estábamos viendo venir. Llevamos meses sin montar una ventana. -ya Jon, pero siempre esperas que caiga algún trabajito del cielo. ¿Y ahora qué? me quedan cinco años para jubilarme. -seguro que Txus tiene algo pensado, ya sabes que siempre está encima buscando soluciones. -últimamente está raro, apenas baja por el taller. La oficina es un hervidero de gente extraña y él está como ido. Llevaba los últimos diez años de mi vida en esta empresa haciendo de todo. Terminé la Fp y me cogieron en prácticas, les gusté y me contrataron para hacer montajes en las obras, ayudé cambiando los procedimientos de montaje y pensaron que me aprovecharían mejor en el taller donde rehíce la producción para ahorrar material barato y ganar calidad. Acabé encargándome de los pedidos, revisando la fabricación y montaje. Siempre me he llevado bien con el dueño(Txus), depositó cada vez más confianza haciéndome adquirir responsabilidad y buen hacer en el trabajo. Los años fueron muy buenos hasta que en el 2005 notamos un poco de bajada, a partir de ahí cayó en picado, En los últimos meses apenas se había movido el trabajo llevándonos hasta la situación actual. Hoy estábamos convocados los 26 trabajadores a una reunión en la que intuíamos nos comunicarían nuestro despido. Las caras de mis compañeros daban ...
... pistas de sus sentimientos, suponía que todos nos preguntaríamos las mismas cosas: ¿cómo pagar nuestras hipotecas y demás gastos sin un sueldo?, ¿cómo alimentar a la familia el que la tuviese? (no era mi caso), ¿cómo vivir sin dinero? Al final de la habitación, un individuo envuelto en traje y corbata nos hablaba con voz tensa: -Estamos analizando los balances de la empresa y tengo que comunicaros que la situación es mala. Algo empezó a vibrar de repente en el bolsillo de mí pantalón, salí de la habitación y bajé las escaleras hasta salir a la calle, saqué el móvil y supe que era él quien me llamaba: -Dime. -Eres un cabrón, estas despedido. Su voz penetró en mí cerebro como un cincel en la piedra, como un chorro de agua helada en un cuerpo desnudo. Empecé a andar desconectado de mí persona, sin rumbo fijo. Abandoné sin darme cuenta el pabellón de Astra lehioak en el polígono Txiplao de Hondarribia, crucé por la mitad en la rotonda sin prestar atención a los pitidos de los coches hacía biteri y harresilanda kalea, giré la rotonda de jaizkibel desde donde bajé a San kristobal plaza, Seguí por San Pedro en línea recta y al final torcí a la derecha y a la izquierda por itsasargi hasta Foru que me llevó por Ramón Iribarren pasalekua hasta el parking de la playa. Me senté en un banco y mi mente empezó a recobrar la noción del cuerpo, no entendía que podía estar pasando, sabía que hoy podría perder mi puesto de trabajo ¿de esta forma? Empezaba a atardecer en la playa de Hondarribia. ...