UNIVERSITARIO 8
Fecha: 14/09/2017,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Hacía ya tres días que no sabía nada de mi amo. No conocía los motivos del todo, suponía que tenía que ver con la aparición de Javi en el apartamento, pero las veces que había acudido al baño, no había encontrado a nadie allí, y cuando me lo encontraba en clase me ignoraba. Ante la duda le pregunté por móvil, pero la única contestación fue que no me relajase, además de que más me valía que no hubiese vuelto a tocarme la polla. Obviamente a estas alturas no se me ocurriría contradecir esa orden y, a menos que estuviese el delante y con su permiso, no me tocaba. PARTE 1: / PARTE 2: / PARTE 3: / PARTE 4: / PARTE 5: / PARTE 6: / PARTE 7: / Hacía ya tres días que no sabía nada de mi amo. No conocía los motivos del todo, suponía que tenía que ver con la aparición de Javi en el apartamento, pero las veces que había acudido al baño, no había encontrado a nadie allí, y cuando me lo encontraba en clase me ignoraba. Ante la duda le pregunté por móvil, pero la única contestación fue que no me relajase, además de que más me valía que no hubiese vuelto a tocarme la polla. Obviamente a estas alturas no se me ocurriría ...
contradecir esa orden y, a menos que estuviese el delante y con su permiso, no me tocaba. Al tercer día las cosas cambiaron. Recibí un mensaje de whatsapp de mi dueño con una dirección de una calle. Era una calle del centro, pero no sabía de quien, puesto que no era la suya propia. Confundido, le envíe una respuesta preguntando que qué era esto. La contestación fue directa y de esperar: "Que va a ser? Un encargo. Vas y trabajas. Tienes cita a las ocho". Lo que me faltaba. Llevaba tres días sin poder servir a mi amo, y cuando parece que por fin iba a poder volver a mi rutina, resulta que era para otra persona. Acudí a la dirección que me habían señalado a la hora indicada. Estaba muy nervioso, mucho más que en todos los otros encuentros, puesto que no sabía quien narices podía ser. Temblaba de pensar en el degenerado que podía haber hecho tratos con Pablo para hacerme lo que me diese la gana. Me tranquilizaba pensar que, con suerte, mi amo no me ofrecería a cualuqiera. Lo único que querría saber era cuánto habían ofrecido por mí. Me daba la sensación de que no lo sabría, y mucho menos de que fuese a oler algo de ese dinero. El portal estaba abierto, así que subí directamente al tercer piso. Me situé delante de la puerta y toqué al timbre. Cuando se abrió, la sensación de asco que tuve fue mucho mayor de lo que podría haber pensado. Las posibilidades eran infinitas, podría haber sido cualquier otro, pero era Víctor quien se encontraba al otro lado. Le tenía temor, a él y a su ...