1. De esos amores que casi matan. Part 4 "Apenas el principio"


    Fecha: 10/01/2018, Categorías: Gays Autor: Martin007, Fuente: SexoSinTabues

    ... el único que nos vio despedirnos fue e tonto de Ryan que era amigo de Ramiro, ambos se fueron hablando de gimnasios, proteínas y cosas que yo desconocía y yo me fui directo a casa a lamentar mi mala suerte. Me fui al apartamento que llamaba casa y me encerré toda la tarde, no sabía cómo reaccionar, qué hacer o cómo afrontarlo, solo me recosté en la cama y suspirando dejé escapar unas cuantas lagrimas más de tristeza por mi suerte que por la partida de Ramiro, después de todo la gente va y viene pero uno se queda aquí afrontándolo todo. A las nueve de la noche sonó el timbre de la puerta, me levanté a abrir seguro de que iba a ser el administrador que preguntaba por el tiempo que iba a estar fuera durante las vacaciones, para mí no tan sorpresa era Arturo, vestía una camisa manga corta de cuadros pegada, sus pantalones de mezclilla y su cinturón, lo vi, él me vio y no tarde mucho en dejarlo pasar y dejar que sus brazos me aprisionaran. — Primo, tú no pierdes el tiempo— Decía mientras yo le rompía los botones de la camina y lo dejaba descubierto para mí, necesitaba sentir su espalda, recorrer su pecho con mis manos, morder su piel, saborear sus besos y sentir su lujuria queriendo liberarse conmigo, necesitaba sentirme con vida, que al menos había alguien que moría por mí, al menos mi primo estaba allí para mantener ese secreto desde hace algunos años. Arturo me quitó mi ropa y me arrojó al mueble para lubricar mi orificio, dijo que esa vez no iba a escapar y yo estaba ...
    ... dispuesto a entregarme a mi primo pues yo ya estaba iniciado por Alberto. Las manos de Arturo eran tan lujuriosas, sus inmenso dedos entraban y salían con avidez de mi ano, lo acariciaba y tocaba en el lugar correcto para hacerme ver estrellas, yo me quedaba relajado disfrutando de las sensaciones que Arturo siempre quiso darme pero que yo tanto tiempo se lo impedí. Una vez dilatado tomé a Arturo por sus inmensos hombros y lo lancé sobre la cama, necesitaba pasar mi lengua por su pecho, por su abdomen plano y algo marcado, por sus brazos, su cuellos, necesitaba escuchar cómo gemía y se desesperaba por el placer que mi lengua y manos le producía. Saboree sus pezones que eran una delicia para mí al provocar sus gruñidos mientras los mordía ligeramente y con mi mano estimulaba su paquete que rogaba por ser liberado. Me fui directo a su pantalón y liberé esa verga que era deliciosa, inmensa, gruesa y la introduje en mi boca con desesperación dando a Arturo la mejor mamada de su vida. Una de las cosas que más disfruto es cuando dicen mi nombre y sé que me aman, que me desean, que me quieren y Arturo hacía todo eso, mi dulce primo me disfrutaba como nadie más lo hacía y por eso lo quiero tanto. Arturo no quiso terminar en mi boca, dijo que su leche estaba reservada para mi ano, me puso de espalda y comenzó a introducir su pene viscoso e hinchado dentro de mí, yo me sujeté del espaldar de la cama y él de mis glúteos, hizo presión hasta que su pene entró empujando las paredes de mi orificio, ...