Ana (9)
Fecha: 06/01/2018,
Categorías:
No Consentido
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... Ana debería tener alguna aventura, pero ver con sus propios ojos, cómo un cincuentón arrugado y peludo la cabalgaba, metiéndole su verga en el culo, era otra cosa. Sin embargo, no podía dejar de mirar, y no lo hizo hasta que el hombre eyaculó en las nalgas de Ana. Federico bajó, frustrado, se encerró en el baño y se largó a llorar. En los próximos días fue él quien la ignoró, con un silencio sepulcral. Ana, consciente de que se había extralimitado, y creyendo que uno de sus amantes preferidos merecía un trato mejor, trató de acercarse nuevamente a él. Lo saludaba, le regalaba sonrisas, le preguntaba cómo estaba, y no volvió a aparecer con otro hombre mientras él estaba de guardia. Incluso evitaba salir por las noches (por supuesto que en esos casos su apetito sexual era saciado durante el día). Pero él seguía ofendido, y sólo respondía con frases cortantes. Ana ya estaba molesta con la actitud de él. Su ego estaba siendo dañado seriamente. No iba a permitir que nadie la abandone. Era ella quien elegía cuando empezaba y cuándo terminaba una relación. Se encargaría de conquistarlo nuevamente y luego lo cortaría. Ya iba a ver. Una noche lo llamó por el intercomunicador. — ¿Podés venir, por favor? Creo que hay alguien rondando el pasillo y tengo miedo. —Era una mentira evidente, pero Federico subió. Estuvo unos minutos en el pasillo, sin ver nada extraño, cuando la puerta del departamento de Ana se abrió, y ella salió a su encuentro, estaba vestida con un short diminuto, y una ...
... remera, tenía el pelo revuelto, ya que estaba acostada, pero aun así a Federico le pareció preciosa. Las semanas sin poseerla se habían hecho eternas, y con sólo mirarla su pene se endureció. — ¿Y…? ¿No había nadie? —Preguntó Ana, en susurros. — No, quedate tranquila que no pasa nada. —Contestó él. — Perdoname. —Dijo ella, con su sonrisa más compradora.— Te juro que sentí que había alguien mirando a través de la puerta. Tenía miedo de que alguien quiera entrar a hacerme algo. —Agregó, haciendo puchero.— Gracias por cuidarme. ¿Querés pasar a tomar algo? — Es mi trabajo cuidarte. Todavía es muy temprano para que entre. Esperame hasta las dos de la mañana, que a esa hora ya está todo el mundo durmiendo A Ana le sorprendió que no entrara en ese mismo momento, ya que su erección era demasiado evidente, pero le contestó que lo esperaba a las dos. Todavía faltaban dos horas. Así que se durmió, no sin antes poner la alarma. Cuando la alarma sonó a las dos menos diez, fue hasta la puerta, le sacó la llave, y la dejó apenas semiabierta, para que él no tenga que tocarle el timbre, y simplemente la empuje para entrar. Le mandó un mensaje a su amante, y él respondió que ya subía. Ana se desnudó completamente. Miró su admirable cuerpo en el espejo. Las curvas eran pronunciadas, como una botella de coca cola, y su cara de nena fiestera reflejaba el sabor de la venganza. Ya vería ese imbécil. Lo llevaría de nuevo al cielo, sólo para sumergirlo en el infierno nuevamente. Se fue a su cuarto y se ...