1. Conspiración en silencio


    Fecha: 02/01/2018, Categorías: Fetichismo Masturbación Tabú Autor: EvaManiac, Fuente: xHamster

    ... desabrochándome la blusa para acceder a mis senos, que ya mostraban un relativo endurecimiento. Estiró el sujetador hacia abajo y los destapó para pellizcar uno de mis pezones y luego el otro."¡Mariconas! Dejad que acabe mi trabajo antes de comeros la almeja", soltó Suso con ese acento amanerado de pija pueblerina."¿Guardaste la polla de goma que traje la última vez, Suso?" le preguntó Ana al estilista."Claro que sí, corazón, lo tengo guardado para ti", le respondió."Úsalo con Eva exactamente de la misma manera que lo utilizaste conmigo, por favor", le rogó una Ana completamente congestionada por la fantasía que estaba a punto de cumplir.Cuando terminaron la conversación, también se acabó el trabajo en mi entrepierna, dejándome un coñito tan suave y liso como en mis épocas pubescentes. La faena había sido impecable y, mientras Suso salía de la habitación para cumplir con la solicitud de Ana, ésta recuperaba mis bragas para, ante mi sorpresa, comenzar a recortar la zona del escudete formando un agujero circular que permitía, a simple vista, insertar tan solo un par de dedos. Me pidió que me las pusiera y que permaneciera en la misma postura, expuesta con las piernas abiertas y preparada para una incursión que mi amiga quería dirigir desde su atalaya morbosa.No transcurrió ni un minuto, y ambos mariquitas, desfilando como el día del Orgullo, entraron en la sala donde encontraron un panorama que a ellos tal vez no les resultara novedoso, pero que para mí era absolutamente ...
    ... surrealista. Pablo era el más joven de los dos y, decididamente, menos afeminado que su pareja. No sé si eso me tranquilizaba mucho. Debía tener unos 30 años, mientras que Suso ya debía llegar a los 40. Ambos tenían un aspecto muy cuidado, al modo de las aldeas, pero con una estética diligente y meticulosa. El más joven portaba el pollón de goma en la mano, y enseguida se sentó en el mismo lugar que antes había ocupado su compañero Suso. Sin duda mostró un interés inusitado por empezarme una paja que, a bote pronto, se antojaba físicamente imposible, ya que un diámetro de 2 dedos en el agujero de mis bragas era demasiado estrecho para asumir el grosor de un dildo como ese, grueso, oscuro, lleno de venas simuladas y con un glande de congoleño.Ana disfrutaba toda esa humillación ajena con tanto morbo y excitación que, de pie, a mi lado, saboreando el tacto de mis pezones y repasando con la vista todo lo que sucedía, permanecía en absoluto silencio con una expresión de viciosa que todavía no había conocido en ella. "Nenita, ayúdame con tu amiga", le pidió Pablo a Ana, que ahora parecía haber entrado en trance. Mientras tanto, Suso estaba tomándose un descanso tras su obra maestra sobre mi conejito, y permanecía sentado frente a la mesa del comedor leyendo una revista del corazón. De vez en cuando levantaba la vista para repasar lo que estaba ocurriendo en mi puesto, y otras veces se le oía despotricar de algún personaje de la farándula mientras pasaba a toda prisa las hojas del ...