El amor a ser sumisa - Relatos Eróticos

El amor a ser sumisa

... arrugarla y la iba doblando y poniéndola en la silla, era muy obvio que él lo disfrutaba bastante y que le gustaban los nervios que sentía, y a mí me gustaba verlos e irlo desnudando, sentía una satisfacción al hacerlos como si su placer fuera el mío. La verdad para su edad, está muy bien conservado; va al gym y come lo más sano que puede así que su cuerpo está bien cuidado y con músculos firmes, para ese punto tenía más ansias y desesperación por saber lo que me haría que miedo o ganas de salir corriendo, me gustaba tocarlo, sentirlo, acariciarlo, pudiera decir que mi cara de miedo cambio a una cara de felicidad. Mientras le quitaba la ropa el no dejaba de mirarme, de tocarme y cuando quedo completamente desnudo me dio un beso y me empujo de mis hombros para que me pusiera de rodillas frente a él. Sigues practicando el sexcam? – me pregunto No Señor – respondí mientras mis ojos no podían dejar de mirar su miembro. Porque? – me pregunto mientras se acercaba a mi casi poniendo su pito en mi boca Porque me dio miedo que alguien me reconociera – respondí mientras pasaba saliva por mi garganta Dio otro paso y puso su pite erecto en mi boca – ábrela, dijo- e inmediata mente abrí mi boca y comencé a mamar ese hermoso miembro, el empujaba para que llegara hasta mi garganta y yo movía mi lengua para saborearlo más… lo chupaba y lo mamaba cada vez más. Después de un rato me detuve y el me miro y me dijo que no me detuviera hasta que él se viniera en mi boca y yo me tragara toda su ...

... leche… me asusto, pues nunca antes había tragado leche de otro hombre pero obedecí. Cuando termino, la lechita desbordaba de mi boca, el me tomo el rostro y apretando los dientes me ordeno que me la tragara TODA ¡!!! …. Y lo hice, el simplemente sonrió. Me dio la mano y me puse de pie, me beso fuerte y me mordió mas los labios…como si quisiera comerme toda. Me recargo en el escritorio y me puso de perrito, me tomo del pelo y me jalo hacia atrás y deslizo su enorme pito en mi panochita, estaba tan mojada que la metió fácilmente y sentí como su pene abría a la perfección mi vagina, quise gemir pero él me lo prohibió, empezó despacio pero solo fueron unos segundos después me dio fuerte y luego cambio a estocadas…sentía dolor pero me gustaba y de vez en cuando se me salía un gemido pues no podía aguantar sin gemir…así que él me daba una nalgada cada vez que gemía sin su permiso. Quieres gemir? – me pregunto Si, por favor Señor – le dije en voz de suplica Acepta que serás mi sumisa, mi esclava sexual, que solo me complacerás a mí y que tu pacer será mío – dijo apretando los dientes y con voz entre saltada. Sii…sí, Señor – respondí con un gran gemido, la verdad no necesite ni pensarlo, todo lo que me había hecho me encantaba y quería probar más, recordé todas aquellas malas experiencias en las que no me complacían, que no llegaba al orgasmo o ni siquiera a mojarme y solo me confirmaban que el seria quien me daría todo ese placer que tanto busque….no me importo que fuera casado y que ...