La iniciación de Ester
Fecha: 11/09/2017,
Categorías:
Lesbianas
Grandes Relatos,
Autor: chicapervertida, Fuente: CuentoRelatos
... un hombre te chupe el culo es una sensación impactante y perturbadora; pero como mi actitud hacia mi tío siempre fue de absoluta sumisión, porque era mi ídolo, mi dueño, yo me dejaba hacer todo lo que él quería sin objeción alguna. Así que durante mucho tiempo mi culo se convirtió en su postre preferido, y yo, que al comienzo lo sentía como una cosa extraña y quizá repugnante, con el paso del tiempo se convirtió en una de mis mayores aficiones. Recuerdo que cada vez que hablaba de sexo con mis amigas del cole o cuando veía algún chico guapo que me excitaba, de inmediato deseaba sentir en mi culo la lengua caliente de mi tío entrando y saliendo, hurgando ese lugar tan íntimo que le pertenecía, que era de su propiedad; así que me iba directo a casa con la intención de que él estuviese allí para devorarme, y por lo general siempre estaba. Ya más adelante, cuando nuestra relación era más habitual y de mayor confianza, mi tío sabía que mientras él me chupaba el ano yo me iba frotando el coño con la intención de acabar. Lo mejor fue que muchas veces logramos coincidir en nuestros orgasmos: yo me corría y al instante podía sentir como mi tío rociaba mis nalgas y mi agujero con los chorros de semen que salían de su hermosa polla. Ahora era mi oportunidad de experimentar ese gozo con una mujer. En cuanto me acerqué al agujero de Ester quedé fascinada con el exquisito panorama. Como ella había acabado y aún seguía excitada, el agujero se contraía regularmente, abriéndose y cerrándose ...
... como con vida propia, y yo percibí aquel movimiento como una invitación que le hacía a mi lengua. Me entregué a chuparle el culo con pasión, olvidándome de todo pudor y vergüenza. Lo lamia, lo penetraba con los dedos, pasaba mi nariz para aspirar su aroma y mientras tanto seguía tocándome a la par. Así estuve un buen rato hasta que no pude contenerme más y me corrí tan intensamente que tuve que tirarme al suelo mientras me sacudía. Tenía el coño hecho una laguna y estaba tan excitada que una vez en el piso, el solo roce con el suelo me estimulaba a mil. Yo me quedé allí tirada, moviendo mis nalgas de arriba abajo, sintiendo como el suelo causaba presión sobre la vulva hinchada. En seguida me recosté contra la pequeña mesita de la terraza mientras Ester quedó desplomada sobre el sofá, recuperando la respiración. De pronto levantó el rostro, se giró y me miró con sus ojos alucinados. <¡Es lo mejor que he sentido en mi vida!> dijo con una alegría radiante. <¡Quiero más! ¡Es increíble!> y se carcajeó. ― ¿Ya entiendes por qué tu sobrina se dejó fotografiar? –pregunté pícaramente—. ¡Tía, es que cuando una está gozando de verdad se pone bruta y créeme que tu sobrina estaba gozando mogollón con esa follada que le dieron! ― ¡Tienes razón, Sajar! –Exclamó— debo reconocerte que me escandalizó muchísimo, pero ahora, después de esta lección, hasta siento morbo y excitación con todo el asunto de las fotos de mi sobrina… —dijo con un tono suspicaz—, creo que hasta las usaré para masturbarme. ...