Yago (V): Los criados del Duque
Fecha: 23/12/2017,
Categorías:
Gays
Grandes Relatos,
Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos
... un poco, y entraron en el cuarto de Alfonse... - ¡Desnudaos!… Alfonse, abrió su pequeño arcón, en el que guardaba su ropa, le dio uno de sus uniformes y se colocó a su lado... - ¡Póntelo!… ¡cgeo que te quedagá bien!… Yago, se puso un calzón negro, una camisa muy desgastada, blanca amarillenta y una casaca negra, muy bonita. Luego, se colocó un pañuelo, liado a la cabeza, como si le doliera una muela y se puso el sombrero negro que le había dado Alfonse. - ¡Parfait!… Terminó de ponerse los zapatos; y volvió a posar erguido, para que Alfonse diera su opinión… - Ahoga, no puedes hablag, ¡eh!... ¡nada de nada!… ¿vale?. ¡Ya sabes!… te duele mucho la muela. Y en ese momento entró Benoît, que estaba coordinando el trabajo de los mozos de cuadra y los criados que se encargaban del carruaje del Duque. Se dirigió a Alfonse; y empezó a hablar muy excitado... Pero Yago no pudo entender nada. Alfonse, le presentó como un criado cedido por el Marqués, para revisar al trabajo de Pierre, en las caballerizas. Se extraño un poco de ciertos comentarios; pero, sabía muy bien, que Alfonse nunca hablaba en balde. Se lo llevó con él a las caballerizas, procurando no llamar la atención, como Alfonse le había indicado; y no pasaron frente a la puerta del cuerpo de guardia. No era necesario. Cuando Pierre lo vio llegar con Benoît, abrió los ojos y llenó los pulmones de aire; y luego soltó un gran suspiro. - ¡Ah!, si fuega más joven; y se quedó mirándolos. Benoît, lo llevó para que viera el trabajo ...
... hecho por Pierre (el mozo de cuadra) y Yago simuló mirar atentamente esos cuatro caballos, preparados para el carruaje del Duque. Hizo un movimiento de cabeza, para que Benoît supiera que todo estaba en orden y luego, haciéndose entender con gestos, le dijo que podía regresar para seguir con los preparativos del viaje. Le agradeció, y se despidió de él. - ¡Se quedagá a pasag la noche, contigo!, le dijo a Pierre… … así que, buscale un lugag para dogmig en el que no pase fgio; ahoga os tgaigo unas mantas... Se acercó al puesto de guardia; y hablando con los soldados, espero a que hubiera una oportunidad para coger un par de mantas; y llevárselas sin que se dieran cuenta… Luego, volvió a las caballerizas; y se las entregó a Nandillo, que apareció en ese momento con una sonrisa de oreja a oreja. Y, después de echar un último vistazo, y comprobar que podía regresar tranquilamente a su cuarto, se despidió de ellos. Nandillo, era un muchacho de apariencia aniñada, del que nadie sabía la edad, por haber quedado huérfano muy pequeño. Ni él mismo, sabía cuantos años tenía. Pero aparentaba alrededor de los veinte. Y miraba a Yago con suma admiración y curiosidad. Era mas bien bajito, de pelo oscuro y tez parda. Y según Pierre, que se encargaba de él, “très beau” (muy guapo). - ¿Quien es?, le preguntó a Pierre… - Un cgiado de Monsieur le Marquis, que se queda con nosotgos esta noche. Nandillo, volvió a mirar a Yago y sonriendo... - ¡Venid conmigo!, que os voy a preparar un sitio para que ...