Mi hermana me sacó la calentura
Fecha: 11/09/2017,
Categorías:
Incesto
Lesbianas
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
Todavía me da cierta repugnancia recordar lo que pasó esa noche. No estaba en mis cabales emocionales. Los planetas de mi sistema solar parecían ordenar la independencia entre tantos complejos, cosas no resueltas, frustraciones y soledades. Me llamo Paula, pero todos me conocen por segundo nombre, Lorena. Ni siquiera me confirieron tener la elección de mi nombre, y de eso culpo a mis padres. Tengo 30 años, un trabajo estable, un autito, una casa sin lujos pero muy cómoda, un perrito y algunas amigas. Nunca me gustó a idea de ser madre, por lo que supongo que mis relaciones con los hombres no duran más de tres o cuatro meses. Solo tuve un novio formal, y eso fue apenas egresé del secundario. En el sexo, tengo grandes problemas. Nunca siento esas cosas que las mujeres llaman orgasmo, o al menos no podía reconocerlo en mi cuerpo. No sabía si era por el tamaño del pene de mis amantes, o por la ansiedad de querer descubrirlo, o si era porque mi clítoris no tenía sensibilidad, o si me faltaban estímulos. Me comía la cabeza pensando, investigando y yendo a distintos sexólogos. Casi todos me recomendaban masturbarme para conocer mejor mi cuerpo. Nadie más que uno mismo sabe y puede complacerse, me decían todos. Además tampoco era muy buena fingiendo. Una vez un tipo me cogió durante una hora y media, y yo solo sentía que su pito crecía, que entraba y salía de mi sexo, que intentaba propagarse todo lo que se le tuviera permitido, y que el tipo gemía, me pedía más, me juraba darme ...
la leche y demás paraísos. Pero yo solo podía notar cansancio, malhumor y una insatisfacción que me carcomía por dentro. Todo hasta la llegada de aquella maldita noche. Tuvo que pasar porque no había forma de ignorarlo. Mi hermana Estefanía tenía serios problemas. Mi padre me llamó por teléfono para pedirme un poco de solidaridad. Necesitaba que Estefi se quede unos días en mi casa, al menos para que cambie de aire y no se vea tan seguido con las tortilleras de sus vecinas. Mis padres jamás aceptaron que mi hermana tenga preferencias sexuales distintas. Yo, en cambio, no me oponía a su felicidad, aunque nunca opiné a viva voz del tema. Siempre me pareció que Estefi es algo promiscua en sus relaciones. Salía con más de una chica a la vez, y en ocasiones pensé en que podrían armarse tremendas orgías entre ellas. La primera vez que la vi chuponeándose con una pecosita sentí ganas de vomitar. Pero cuando me la encontré una tarde en su cama, abrazada y desnuda con una flaquita con cara de mala, sentí algo extraño, placentero y renovador. Ese día mi madre me mandó a su cuarto a llevarle un montón de ropa interior recién lavada. Siempre que iba de visita a lo de mis viejos, Estefi se dejaba ver por mis ojos incrédulos en alguna situación comprometedora. Estefanía no es linda a los ojos de un hombre normal. Es gordita, muy machona para caminar y para vestirse, tiene unas tetas grandes, usa perfume de varón, y muchas veces la vi usar bóxer masculinos. Le gusta el rock pesado, tomar ...