Manolo, mi mujer y yo.
Fecha: 20/12/2017,
Categorías:
Primera Vez
Sexo en Grupo
Transexuales
Autor: amanuense, Fuente: xHamster
... pudo oír perfectamente el débil sonido de la cremallera de su pantalón al ser bajada cuidadosamente por los dedos de Sonia. Vénus sonrió, yo me acomodé, y mi mujer metió su mano hurgando mientras decía a ver qué hay por aquí…Al cabo de unos segundos de caricias y manoseos que se hicieron eternos, hizo aparecer el rabo de aquel travesti- Que polla más rica- exclamó Sonia. Yo no hubiese utilizado ese adjetivo, pero tengo que reconocer que, aún desde la distancia, se veía grande y gruesa, y eso que apenas había comenzado a crecer. Por su color deduje que la piel de Manolo no estaba bronceada, sino que respondía a una tez cobriza natural. Sonia posó sus labios en aquella polla que manejaba entre sus manos, y tremendamente despacio los hizo descender hasta tragársela entera. Manolo, cerrando los ojos y echando la cabeza para atrás, gimió prolongadamente, y yo me acomodé mejor evitando concienzudamente cruzar las piernas, pues a la vez algo comenzaba a crecer también en mi cuerpo. Si Sonia hubiera dejado por un instante de mamar aquella polla hubiese podido ver como crecía y crecía ante sus sabios cabeceos, pero desde mi perspectiva sólo podía contemplar la cabeza de mi mujer pegada a la entrepierna de aquel travesti.Al cabo de unos minutos de continuos cabeceos, la velada ya no tenía vuelta atrás. La maestría de Sonia había conseguido que aquello se añadiese a nuestros variados y amplios gustos sexuales, y que los travestis se incorporasen a nuestros posibles compañeros de cama. ...
... Yo me desabroché el pantalón, refresqué la garganta apurando un último trago, y seguí contemplando como a escasos metros de mí, mi mujer llevaba a la perdición a aquel personaje tan experimentado. Manolo bajó su top con torpeza, dejando a la luz un pecho desproporcionado y demasiado erguido por la silicona. Tal vez esperaba que mi mujer abandonase su entrepierna y buscara refugio en su torso, pero la visión de aquellas tetas colgando sobre su cabeza no perturbaron a Sonia, concentrada como seguía en continuar afilando el estilete que Manolo disimulaba en su personalidad de mujer. Tuvo que ser él quien llevándose las manos pellizcara unos crecidos pezones que, a primera vista, no juzgaba demasiado sensibles. Después de continuar con la mamada durante unos minutos, Sonia necesitaba más. Deslizó los finos tirantes de su vestido y dejó aparecer sus pechos firmes y redondeados. Manolo se pegó a ella; juntaron sus labios, se restregaron los pezones el uno contra la otra… Mi mujer se levantó el vestido, incorporó mínimamente las caderas, y las manos de aquel travesti enseguida deslizaron sus braguitas a lo largo de sus piernas. Ahora el vestidito de Sonia no era más que un aro que rodeaba su cintura. Mi mujer se deslizó en el sofá, haciéndose pequeña, buscando la postura para que Manolo la poseyera. Yo los miraba desde mi posición, masturbándome deliciosamente despacio, haciendo que mi capullo comenzase a brillar y el resto de mi polla adquiriera un tono colorado por el incansable ...