Me tiré a mi amiga culona
Fecha: 16/12/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
... pidió. Obedecí, por supuesto. Di un primer empujón y me quedé quieto dentro de ella, para que sintiera mi pene, pese al preservativo. Luego empecé con el vaivén. Iba despacio, suavemente, como me había pedido. Mi pene entraba y salía y ella me apretó más con sus piernas. Me abrazó con sus brazos y yo seguía bombeando. Yo notaba como ella iba disfrutando más y más. Su cara era maravillosa entonces. Se mordía el labio inferior y al poco, tuvo su primer orgasmo. Me apretó más fuerte con sus piernas al correrse y me pidió perdón, por si me había hecho daño. Le dije que no se preocupara y seguí entrando y saliendo de ella. Después de un rato me corrí dentro de ella y Liliana tuvo su segundo orgasmo. Saqué mi pene y me tumbé junto a ella, recuperando la respiración. -Ha sido fantástico. Me dijo. Casi nunca había disfrutado tanto. -Para mi también ha sido fantástico Liliana. Pero quería pedirte algo y no sé si querrías. -Cuéntame. ¿Qué has pensado? -Me da corte decírtelo... -Anda dilo. -Pues... para que veas que te aprecio y no me fijo solo en tu cuerpo... quiero que lo hagamos en la postura del perrito. Quiero ver tu culo frente a mi. Me gusta tu culo y... -No digas más. Hagámoslo así. Pensaba que se enfadaría, que me diría que era un guarro o así, pero aceptó sin pensarlo. ...
... Estaba contento. Fui al baño y me quité el condón usado, que tiré en una pequeña papelera que tenía en el baño. Volví y la coloqué a cuatro patas. No tenía cabecero en su cama, así que se apoyó en la almohada. Me puse otro condón y me dispuse a penetrarla. Abrí sus muslos y separé sus labios. Empujé primero mi glande dentro de ella y luego empuje más, hasta penetrarla del todo. -Vamos a ello. Le dije. Empecé a moverme con ese movimiento de bombeo, que lleva dándonos tantas satisfacciones durante tantos miles de años. Liliana ya gemía como loca desde el principio. Estaba estimulando su punto G al máximo y ella se moría de gusto. Al oírla gemir así, yo me excite más aun, y no pude tampoco reprimir mis gemidos. Su nalgas grandes botaban contra mi. Me perdía en su culo grande y hermoso. Sus mulos también temblaban con cada embestida y al poco rato, nos corrimos los dos como locos, haciendo que el vecino o vecina de al lado golpeara la pared para que nos calláramos. Ya repuestos los dos del placer, nos tumbamos juntos como antes. -Gracias por todo. Me dijo. Me has hecho recuperar la confianza en los hombres. -De nada. Por cierto, me quedaré a dormir contigo sino te importa. Ella se alegró mucho. Y nos dormidos abrazados uno junto al otro y ella con su cabeza apoyada en mi pecho.