En la playa
Fecha: 12/12/2017,
Categorías:
Voyerismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hola. Escribo aquí para contar lo que me sucedió con una muy amiga mía. Lo que al principio era una situación incómoda, incluso vergonzosa, se convirtió muy pronto en una experiencia muy excitante para mí... y para mi amiga... Por aquella época, a pesar de que nos conociamos desde hacía poco tiempo, nuestra confianza creció mucho, hasta el punto de contarnos nuestros secretos más íntimos. Ella me confesó ser virgen, a pesar de sus bien entrados 19 años. No sé por qué a partir de que me confesara algo así mi deseo sexual por ella aparecía y desaparecía intermitentemente. A veces era aquella amiga en la que podía confiar, y otras veces le miraba esos escotes interminables y esos labios carnosos, y sólo sentía deseos de arrancarle la ropa ahí mismo. Aquél primer verano juntos íbamos a casi todos lados los dos solos, pero donde más disfrutaba con ella era en la playa. Cuando pasábamos un día entero en la playa teníamos tiempo para todo. Íbamos por la mañana, jugábamos a las palas, comíamos, charlábamos de nuestras cosas y conseguíamos intimidad, ya que nos sabíamos un rincón a donde apenas iba nadie... y además llevábamos poca ropa, con lo cual a veces mi instinto sexual se disparaba y apenas podía disimular mis ocasionales erecciones, sobre todo cuando nos metíamos en el agua. Nuestros juegos en el agua siempre requerían el contacto físico, cuando nos hacíamos ahogadillas, nos echábamos agua, buceábamos, nos cogíamos de los brazos y las piernas y nos arrastrábamos por el agua. ...
... Además ella es una persona muy cariñosa, siempre está pidiendo besos y abrazos. Todo este cúmulo de circunstancias sirven como contexto a mi historia. Era uno de esos días que pasábamos en la playa, y parece que todo (de índole sexual), me paso allí con ella, escepto la penetración. Aquel día ella estrenaba bikini. Estaba muy ilusionada, ya que quería un bikini nuevo desde que acabó el verano anterior. Por fin lo estrenaba, y cuando se quitó la ropa y se lo pude ver puesto pude comprobar que era realmente pequeño. Era de los de tipo "triángulo", es decir, de los que casi tapan exclusivamente los pezones, y un poco más de carne alrededor. Esto no llamaría tanto la atención si ella tuviera poco pecho, pero no, ella más bien tiene mucho, en realidad tiene unas tetazas, así que el bikini no era disimulado lo más mínimo, ni por arriba ni por abajo, porque ella también es de caderas anchas, por tanto no pasaba desapercibida en absoluto. Después de comer y charlar un rato nos quedamos tumbados tomando el sol, sin decirnos nada. Ella se puso bocabajo y cerró los ojos, yo la imité, pero giré la cabeza hacia ella y la estuve mirando. La miré y la admiré como si fuera una preciosa escultura. Me detenía minuciosamente en cada curva, en la que marcaba el pecho aplastado contra la toalla, ese culo que se elevaba respingón sobre sus caderas, esas piernas bronceadas y brillantes por efecto del sol y la depilación... Estuve así un rato. Me sentía como si fuera una especie de voyeur, pero a la ...