Con la hija de mi pareja. Incesto sin culpas
Fecha: 09/09/2017,
Categorías:
Incesto
Sexo con Maduras
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... piernas hasta rodearme la cintura. Todo se realizaba con la ansiedad de concretar el deseo de hacerme dueño de su calentura, el tiempo apremia y la excitación rebasaba todos los niveles. La erección de mi pene se hizo sentir en la vulva, el más leve contacto le robó ese suspiro que escuché como los acordes celestiales, el primer empuje produjo ese gemido venido desde lo más profundo de su ser. Sentí los pies enlazados en mi espalda, los talones presionando para poder elevarse y darme el mejor ángulo para poder mandarle todo el miembro dentro de su vagina. Envión brusco, se replica en gemido ahogado, el vaivén que devino de la penetración venía premiado con los jadeos propios de quien acompaña al hombre en un cogida a todo dar. Nuestros cuerpos comenzaron a frotarse con fuerza y vehemencia, Elena no podía soportar el fragor del acto sin jadear con fuerza, retener a desgano las ganas de gemir con la fuerza expansiva que el placer de sentirme dentro le prodiga. La tiranía del tiempo exige concretar el acto a como dé lugar, agarrado de sus caderas ella enlazado en mi cintura estamos conectados al máximo, la fricción profunda y penetrante enciende los motores, las pulsaciones llegan a límites nunca alcanzados, el calor derrite todas las prevenciones y altera los sentidos de la prudencia. La turbulencia y la calentura llevan a Elena a gemir su orgasmo ahogando el grito por venir en mi hombro, siento sus dientes presionar mis carnes para estrangular el rugir del trueno ...
... cuando las vibraciones se apoderan de su ser. Ahora es mi tiempo, los embates suman fuerza y vigor al bombeo, siento venir el tropel de la esperma corriendo hacia el interior de su vagina. No puedo pensar en otra cosa que no sea liberar la energía del macho, vaciarme dentro de su sexo, acabar de soltar esa calentura láctea hasta dejarme seco el deseo. Permanecimos abrazados un momento, mientras los latidos de la verga se desvanecían entre los jugos que colmaban su vagina. Me salí de Elena, ayudé a bajar del lavabo, le acerqué un generoso bollo de papel higiénico para contener el borbotón de semen que comenzaba a escurrirse de su sexo. Se puso de pie, le di mi pañuelo para que se lo coloque en la bombacha para contener el resto del semen que podía quedar dentro. Recién en ese instante recapacité y disculpé por no haberla consultado si podía venirme dentro. Levantó su mano izquierda y me muestra el anillo en el dedo anular: - Tengo marido, “no problem”… Volvimos con el resto de la familia por separado y apareciendo de lugares distintos. Este fue el relato de mi primera vez con la hija de mi pareja, o por mejor decir “cuando cogí con mi hijastra”. Luego, ese mismo finde tuvimos oportunidad de echarnos otros dos polvos, pero el más importante siempre es el primero, por eso quise contarlo, tal vez para exorcizar ese pecado incestuoso? Si eres la mujer que creo que eres, espero que me cuentes tus sensaciones, está esperándote, no te demores porfa… Lobo Feroz