Dándose a desear
Fecha: 03/12/2017,
Categorías:
Anal
Primera Vez
Sexo en Grupo
Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster
... mejor provecho a sus cuerpos en toda su vida.La cosa no era sólo tener, sino saberlo mover. Ella lo sabía muy bien. No se podía confiar sólo con lo que la naturaleza le había dado, y por ello Zuleyma lo había pulido con ejercicio, y lo movía con sabiduría. Con el conocimiento de lo que los hombres desean, pero sin regalárselos así como así.Y así lo demostró. Zuleyma salió al escenario mostrando sólo lo que ella quería mostrar, y no más. Sin necesidad de hacer caso a las exigencias de los hombres, quienes demandaban que se quitase por completo la ropa, conquistó al público presente, únicamente con excelentes y eróticos movimientos.La mujer de cuerpo imponente, cuyas sugerentes curvas generaban los pensamientos más indecentes, se llevó los máximos aplausos en esa etapa de preliminares.Luego vino la fiesta. La tradicional recepción en la que las concursantes conocían y convivían con organizadores del evento, y alguna que otra gente “pesada” de la región. Aquí no faltaba quien se pusiera “lista” y dispuesta.Dispuesta a conquistar a algún narco que la hiciera su amante de cabecera, suBuchona (como por ahí se dice). Había quien creía que eso le resolvería la vida, y por ello tal acogida pronto se convirtió en tremenda cogida para más de una.Ahí, enfrente de todos, hubo quien se abrió de piernas y así recibió macho.Más de uno se unió al convite y así, mientras era penetrada, no era de extrañar que la chica en cuestión también mamara pito.Otras, montaban como verdaderas amazonas, a ...
... los machos que las poseían. Y estos lo hacían, pese a que, muchas de las veces, ni siquiera sabían sus nombres aún.Entre las participantes de tal orgía, no faltaban jovencillas cuya edad y complexión quedaban muy por debajo de sus atacadores.Más de una, delgada y chaparrita, tenía que pararse de puntitas para corresponder a la altura de su penetrador, o, incluso, apoyarse a una pared para tolerar los violentos asaltos del vil y pelado que la fornicaba como si de ello dependiera su vida.Aquí, de nuevo, la variedad imperó, habiendo jóvenes y maduras por igual.Aunque Zuleyma, por su parte, no perdió el tiempo rebajándose a ser la diversión momentánea de cualquier narco. Se dio a desear, eso sí. Pero con nadie se entregó.Muy bien sabía que en aquella tertulia más perdían ellas(las que se dejaban) y más ganaban ellos(los que se aprovechaban).Mientras tomaba una bebida, notó a una jovencilla. Le llamó la atención que una chiquilla así estuviera en esa recepción. Pues la edad que aparentaba era muy inferior a sus otras compañeras. Se veía bien morrilla. Parecía una chamaca sacada imprudentemente del colegio.Era delgada; morena; no muy alta, y no muy desarrollada. Nada en su físico llamaba la atención; no era especialmente bonita, aunque no era fea tampoco.Cuando vio que un tipo se le acercaba a la chamaca, con notables “malas” intenciones, a Zuleyma le pinchó el instinto. Se vio impulsada a intervenir.—¡Ah, aquí estás! Te me habías perdido, vente pa’ cá, que aquí anda el bato que te ...