El viejo conserje y la muy inocente universitaria
Fecha: 02/12/2017,
Categorías:
Dominación
No Consentido
Autor: amoinfernal, Fuente: CuentoRelatos
... dueño. Me quede mirándolas fijamente con semblante pensativo, mirándolas de arriba abajo, sobre todo a Clara, que iba en pijama de verano ya. Aprecié entonces su voluptuoso cuerpo y sus más que grandes tetas, y casi me vuelvo loco allí. Mi mente empezó a enloquecer. Entonces, y después de hacer como que me quedaba pensativo y de decir en varias ocasiones que no podía hacer otra cosa, que los hijos del dueño que había fallecido eran los que mandaban en este asunto. Al oírme decir eso, la madre se echó a llorar abrazando a su hija, la cual se abrazó a ella llorando también, como en un gesto de caridad cristiana con ellas inicie la parte más importante de mi plan para hacerme con la chica, de modo que les hable proponiéndoles lo siguiente: Sebas- Podríamos hacer lo siguiente Doña Isabel, yo tengo mucho trabajo aquí en el edificio y ya soy mayor, necesito a alguien que me ayude a limpiar mi casa, que me haga la comida me planche, etc. vamos necesito una chacha, ¡una criada de toda la vida de Dios! Si usted se encargara de hacer todo eso, yo me encargaría personalmente de hablar con el hijo mayor del propietario, para que les dejara pagar poco a poco. Es más, si estuviera satisfecho con sus servicios, yo mismo me encargaría de pagar su deuda, siempre y cuando estuviera todo el día conmigo en casa realizando todas y cualquier tarea que yo le ordenase sin poner pega a ninguna de ellas, ya fuese limpiar, planchar fregar, cocinar, limpiar las escaleras por mí, tareas del edificio ...
... que a mí no me gusta hacer. Cualquier cosa que yo le ordenara usted la haría para mí sin poner objeción alguna. Si usted cumpliera con todas mis exigencias, yo pagaría su deuda con sumo gusto. Todo eso evidentemente si con su trabajo yo estoy como le dije anteriormente muy muy satisfecho. Isabel puso cara entre aliviada y extrañada, no sabía que decir, a lo cual le insistí que esas eran mis condiciones para hacerme cargo de su deuda, a lo que ella, después de unos segundos en silencio, cabizbaja y pensativa, pero con lágrimas en los ojos me contestó: Isabel- Me encantará poder llegar a ese acuerdo con usted Don Sebastián, pero si lo hago, tendría que dejar todos mis otros empleos y tengo que ir a limpiar a muchos sitios para poder sacar algo de dinero para pagar la universidad de mi hija, los gastos diarios de casa, la luz y el agua. Si lo hago, no podría pagar el resto de cosas….no puedo hacerlo Sebastián, lo siento de veras y creo que es usted un buen hombre y un cristiano ejemplar que quiere ayudar a una viuda en apuros a la cual su difunto marido dejo arruinada antes de morir y a su única hija. Ella es lo único que tengo. Lo siento no puedo hacerlo, Tendremos que irnos del piso Sebastián. Dijo compungida con cara triste y mirando al suelo, llenándose sus ojos de lágrimas, a lo cual Clara, al terminar de hablar su madre y viendo como lloraba desconsolada porque no podía hacer nada y conocedora de todo lo que su madre trabajaba por tratar de sobrevivir y de darle una buena ...