EXPERIENCIAS CON PAPA
Fecha: 09/07/2020,
Categorías:
Incesto
Tus Relatos
Autor: DIVOR2008, Fuente: computo.ru
EXPERIENCIAS CON PAPÁ
Jamás en mi vida me había atrevido a contar esto. Es algo que he llevado siempre en mi mente, como una losa, como una pesada carga que nunca me he atrevido a contar a nadie. Pero hace unos días, en Google, me encontré con un relato de incesto que se aproximaba bastante a lo que a mi me había ocurrido en los primeros años de mi infancia.
A mi padre le gustaba dormir la siesta conmigo. Yo nunca tenía sueño, en esa edad es normal que a los niños no les guste la siesta, pero él siempre me decía:
-Tú cierra los ojos y respira profundamente, verás como te duermes…
Y era verdad, aquello nunca fallaba…
Pero antes de quedarnos dormidos, mi padre hacía algo que ambos manteníamos en secreto. Era nuestro secreto… El buscaba mis partes íntimas y me decía:
-A ver cómo está esa cosita… (esa “cosita” era mi pene).
Mi padre me tocaba con toda naturalidad, y yo no le daba ninguna importancia. Para mí era de lo más normal y no nunca vi nada malo en eso, y nunca lo comenté con nadie… Además, los tocamientos parecían más como una exploración que como algo negativo o sucio. Mi padre se limitaba a sacarme el pene, tocarlo y luego nos dormíamos. Por supuesto que nunca me excité, todo era muy normal y correcto.
Aquellos tocamientos se iniciaron cuando yo tenía unos ocho años y todavía no había despertado mi sexualidad. Pero aquel niño fue creciendo y creciendo, y llegó un momento en que las cosas cambiaron.
No recuerdo exactamente en qué momento, ...
... pero un día mi padre se quedó sorprendido. Como ya era habitual en él, mi padre preguntó:
-¿Cómo está la cosita?...
Mi padre buscaba como siempre en mis genitales, y para sorpresa de los dos, aquel pequeño pene se puso muy erecto y duro. Yo me encontraba entre avergonzado y divertido, pero aquello no había forma de bajarlo…
-Uy, uy, uy… ¿Qué le pasa a esa cosita?, (decía mi padre). Y yo no sabía qué decir, sólo me dejaba manipular por papá.
Varias veces me entraron ganas de imitarlo y hacer lo mismo que él me hacía a mi, pero siempre me contuve. Me daba mucha vergüenza hurgar en su entrepierna…
Me daba mucha vergüenza hasta que un día, muy excitado yo, alargué mi mano hasta su paquete y me encontré con un bulto maravilloso. Primero palpé con cierto temor por si papá se enojaba, pero al ver que aquello le gustaba, metí la mano por la bragueta de su pijama y agarré una polla grande y gorda que me encantó.
Mi padre estaba excitadísimo, y su polla a punto de reventar. Su capullo estaba babeando y a medida que pasaban los primeros minutos, ambos nos fuimos desinhibiendo y relajándonos … El masajeaba mi pequeña “cosita” (pequeña, al lado de la suya), pero no me masturbaba, era simplemente un tacto de polla y huevos, pero no era una masturbación. Yo tampoco sabía entonces qué era eso, y yo tampoco le masturbaba, pero me encantaba tocarle los huevos, durísimos, aquel falo muy erecto, y tocar también la punta de su capullo, por el que brotaba tímidamente una sustancia ...