1. El hombre del parque. (Historia real)


    Fecha: 30/11/2017, Categorías: Anal Autor: historiasanonim, Fuente: RelatosEróticos

    Era una mañana del mes de Octubre, para las fechas en las que estábamos hacía calor, así que quería aprovechar esas primeras horas del día para realizar mi sesión de running por el parque. Busqué unas mallas en el armario, descarté unas de licra por las altas temperaturas y me puse unas de algodón grises. Hacía mucho que no las usaba y al ponérmelas noté que me marcaban bastante el culo. – Hoy tendré que correr 10 minutos más, pensé. Tampoco encontraba ninguno de mis sujetadores deportivos, así que me puse uno de los primeros que encontré en el cajón de mi ropa interior, uno verde, me sujetaría menos las tetas pero no podía ir sin nada y se me estaba haciendo tarde. Por último me puse mi camiseta verde transpirable y salí de casa. Llegué al parque y como siempre empecé a estirar contra una farola, primero haciendo círculos con la punta del pie contra el suelo, luego tirando de mi pie hacia atrás para estirar los cuádriceps, continué girando mi cintura a izquierda y derecha para terminar agachándome intentado llegar a mis pies. Mientras estiraba pensaba en el fin de semana tenso que había tenido, me iba a venir bien sudar un rato. Me coloqué los auriculares, seleccioné mi lista de música favorita , puse el cronómetro en marcha y empecé a trotar. Estaba acostumbrada a salir con ropa cómoda a correr y ese día me resultaban molestos los golpes de las tetas en cada salto y el notar las mallas prietas contra mi culo. Iba pensando en estas cosas cuando me di cuenta de que alguien ...
    ... me observaba desde un banco cercano. Cada vuelta que daba al parque, el hombre del banco me miraba. Realmente se fijaba en el movimiento de mis tetas, incontrolables dentro del sujetador y en mis mallas ajustadas, que dejaban poco espacio para la imaginación. En un primer momento sentí vergüenza y disimulaba cada vez que pasaba a su lado, pero la curiosidad me hacía observarle desde la distancia. Vestía de traje y corbata, pero a su lado tenía una bolsa deportiva, probablemente vendría o iría al gimnasio. Según me acercaba a él durante mi cuarta vuelta, pensando en quién sería aquel hombre, me llamó la atención el bulto de su pantalón, al vestir unos pantalones tan finos no podía ocultar la erección que le había producido verme. Por un momento me lo imaginé sacándose la polla y haciéndose una paja en mi presencia. Pero volví a ruborizarme y seguí corriendo. Mi cronómetro me avisó de que habían pasado los 30 minutos, lo paré y aún sin retomar el aliento me fui a casa. Vivía cerca y no tardé en llegar, sudada y pringosa debido al calor, así que fui a prepararme una ducha. Estaba llegando al baño cuando llamaron a la puerta, me di la vuelta y pregunté: - ¿Quién es? - ¡Correo! Respondió una voz masculina tras la puerta. Abrí la puerta con tan mala, o buena suerte, a día de hoy todavía no sabría decirlo, que era el hombre del traje, el mirón del parque. Entró de golpe y cerro tras de sí. Me tapó la boca para que no gritara y me dijo que me portara bien. Que no quería hacerme daño. ...
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