1. La reeducación de Areana (19)


    Fecha: 08/09/2017, Categorías: Dominación Lesbianas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... puñetazos en las tetas, debajo las tetas y en el vientre, mientras la pobre niña trataba de cubrirse infructuosamente con sus brazos, porque si los alzaba para protegerse los pechos le pegaban en el estómago y si intentaba proteger esa zona la lluvia de puñetazos caía sobre sus tetas. En medio de la golpiza Areana, gemía, suplicaba, abría muy grande la boca y jadeaba casi como un animal sin poder ver, por supuesto, el siniestro brillo en los ojos de sus golpeadoras ni la expresión de malévolo goce que se reflejaba en sus rostros. En la puerta, Rocío había impedido el ingreso de dos alumnas de tercer año que se retiraron sin protestar cuando la guardiana les explicó el motivo del impedimento y les pidió que regresaran en cinco minutos. Por fin la paliza cesó cuando Areana había caído al piso, ahogada por los puñetazos en el hígado y en el estómago que había recibido de sus crueles agresoras. Al verla tendida de espaldas, con una expresión de intenso dolor y tomándose el vientre, Luciana se inclinó hacia ella: -¿Aprendiste la lección, puta boluda? –le preguntó. Areana, profundamente dolorida, tardó unos segundos en responder hasta que por fin pudo articular dificultosamente la frase implícitamente exigida: -Sí… Sí, señorita Lu… Lucía… -Perfecto. –Juzgo la agresora y con ayuda de Guadalupe pusieron de pie a la esclavita, sosteniéndola unos instantes hasta que pudo valerse por si misma aunque con un rictus de dolor en su rostro, surcado además por un río de lágrimas que ...
    ... empezaban a secarse sobre ambas mejillas. -Lavémosle la cara, -decidió Lucía y entre ella y Guadalupe la inclinaron sobre e lavatorio, abrieron la canilla y la mojaron abundantemente, para después secarla con la toalla colgada de una argolla de plástico sobre la pared de la lzquierda. -Qué linda que estás, puta. –se mofó Lucía cuando advirtió que el remojón había hecho que ese rostro recobrara un mínimo de normalidad. La paliza no había excitado sexualmente a Areana. No eran los puñetazos la clase de golpes que abrían las compuertas de su calentura, pero sí experimentaba una suerte de sumiso agradecimiento a sus castigadoras por haberla librado de la culpa que sintió al insolentarse en clase con Lucía cuando se permitió hablar sin su permiso. “Me lo merecía.” –pensó mientras ambas chicas la sacaban del baño tomada de los brazos. Por fin llegó la hora de salida y cuando sonó el timbre que lo indicaba Areana sintió un escalofrío. Mientras abandonaba el aula rodeada por Lucía, Rocío y Guadalupe pensó que la esperaba la cita con la profesora Godínez y se preguntó, con ansiedad, qué iba a ocurrir en la sala de profesores. Entonces escuchó a Lucía decirle mientras la tomaba por un brazo: -¿Tenés celular, puta? (Sí lo tenía, para que su Ama y Milena pudieran tenerla controlada). -Sí, señorita Lucía. Bueno, en cuanto terminás de ver a la Godínez me llamás al celular, puta. ¿Entendiste? -Sí, señorita Lucía. -Y a mí también. –se sumó Rocío -Sí, señorita Rocío -Y a mí. –remató Guadalupe. -Sí, ...
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