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Mi mamá y mi amigo Francisco - Regreso
Fecha: 16/12/2019, Categorías: Sexo Interracial Tus Relatos Autor: Elgatitoronron, Fuente: computo.ru
borde de la cama y mi mamá se dirigía donde uno de ellos y se sentaba encima, yo podía ver cómo ella agarraba la verga de su amante de turno y la dirigía a su concha y poco a poco se iba insertando acompañada de los gestos de placer de mi madre y una vez hecho eso ella empezaba a moverse con mucha soltura tratando de llenar de placer a su macho. Mi mamá subía y bajaba y sus labios vaginales parecían agrandarse producto de la excitación mientras el mástil negro brillaba por los jugos del interior de ella y eso es lo que decían ellos, lo mucho que se moja y lo caliente que es su concha. Y así, después de un rato se movía de donde estaba y pasaba al siguiente procediendo de la misma manera. – Qué concha tan caliente tiene señora Norma. – rugió Carlos agarraba las nalgas de mi madre y la ayudaba a subir y bajar de su fierro. Siempre tan calientita y apretadita. – Ayyyyyy también con tremenda verga me llenas más que nadie. – susurró ella. – Pero eso no quita que lo disfrute como la buena perra que es. – dijo socarronamente el negro. Ellos continuaron en lo suyo, entregándose el uno al otro con movimientos suaves y rápidos y yo viendo cómo esa verga entraba centímetro a centímetro y volvía a salir continuamente y sin descanso producto de la juventud del compañero sexual de mi madre, y por las expresiones de Carlos podía saber que gozaba como nadie y que seguro debía sentirse como en el cielo. El negro estaba 26 cm dentro de mi madre y ella envolvía 26 cm de verga, más ...
unidos que nunca nadie detendría eso sino ellos cuando así lo quisieran. Así era cada vez con cualquiera de ellos, mi madre era la perra de esos negros. Los encuentros con los primos de Francisco no eran tan seguidos pues ellos tenían labores que hacer, además que solo eran en los viajes que mi padre realizaba de vez en cuando, en cambio, mi madre y mi amigo sí se veían seguido por lo que ya les he contado antes pues el ser vecinos ayudaba a que el vecindario no pudiera sospechar de lo que ocurría en casa. Y mi madre me había dicho que la herida ya estaba curada pero que mi amigo le pidió algunos consejos de adultos y que por eso se iban al cuarto a conversar, yo estaba de acuerdo porque consideraba a Francisco un buen amigo y algo así como un héroe en esa época pues recuerden que eso empezó cuando yo contaba con tan solo 9 años. Lo que también empezaron a hacer es que cuando era época de colegio mi amigo venía en la tarde a casa y se encerraban en el cuarto y normalmente él se iba antes que venga mi papá pero otras veces se quedaba hasta que llegara pero para ese momento nosotros estábamos en la sala o en la cocina y Francisco ayudándome en alguna tarea del colegio cosa que así mi padre no podría sospechar que algo pasaba entre ellos pues yo estaba presente y tampoco decía que había pasado algo raro. Más bien al ver esos detalles, mi papá tomaba mayor estima y confianza a mi amigo. Y yo seguía viéndolos a través de la ventana, bien oculto y siempre probando nuevas poses ...