La calentonsita de la Yani
Fecha: 21/11/2017,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... embarazada, que otra de las chicas es lesbiana, que a Paula le gustan los viejos y que otra de sus amigas tiene relaciones con su hermanastro. Pronto un voluntarioso arrebato me dio escrúpulos para manotearla del pelo y exigirle fregar su cara en mi entrepierna. Ella no se resistió. Me la mordía sobre el pantalón, me hacía tantearle las gomas y gemía como suplicando coger ya. ¡harías cualquier cosa por tenerme en tu cama no?, a ustedes les encantan las guachitas peteras, sucias, putitas y regaladas como yo! En cuanto mis oídos decodificaron sus palabras saqué la verga de mi bóxer y le empujé la cabeza para que la chupe. Fueron unos peligrosos minutos los que le rebalsaron otra vez la boca de leche, ya que estábamos en la ciudad, a unas cuadras de la plaza. No sé cómo nadie sospechó nada, o al menos eso pienso hasta hoy. La muy atrevida se bajó del auto apenas estacioné en un kiosco con una mano adentro de su calza gastada, y me sonreía desde lejos paseando su lengua por sus labios cuando su silueta se perdía entre la gente luego de comprarse caramelos. Esa siesta me pajeé como un nene pensando en lo desfachatada de la Yani, y en lo terrible que fue lo que hice para complacer a mis curiosidades más bajas. Realmente la chiquita lo hacía muy bien! La semana siguiente Yanina faltó a gimnasia, pero la próxima fue imposible evitar sus gestos, ocurrencias indirectas, sus risitas cada vez que le ordenaba una nueva actividad o sus preguntas. En medio de todo el barullo quiso saber si ...
... alguna vez dormí desnudo, si es verdad que a los hombres nos gustan más las lolas que las colas, y si tenía novia. Mi autoridad ante ella se reducía a un tímido “callate y seguí con lo tuyo”. Una de esas insoportables mañanas la reté, porque a 10 minutos de comenzada la clase quería ir al baño. Se lo prohibí ya que venía del recreo. Así que, cansada de su insistencia por querer quebrar las reglas prefirió enojarse y no hacer nada. De repente la veo en cuclillas cerca del mástil de la bandera, con la calza en las rodillas y un pucho encendido en los labios. No pude articular palabra. Solo me remití a ver cómo hacía pis en el piso, despreocupada, orgullosa y sonriendo con cinismo. Su vulva brillaba por los destellos del sol, y hasta el contorno de sus nalgas parecía seducir al viento. Aquel día entregué el parte de asistencias a la preceptora, firmé unas amonestaciones para un pibe que me sacó de las casillas con sus contestaciones y me fui al auto. Pensaba en comprarme una hamburguesa por ahí, cuando a 6 cuadras del colegio casi se tiran encima del coche. Una era la Yani. La otra era de quinto B, y no paraba de lamerse un dedo a la vez que Yani me insistía con que le abra la puerta. Lo hice invadido por una fiebre sexual que ardía hasta en mis orejas. Yani se sentó atrás y Maitena a mi lado. Antes de preguntarles a dónde querían que las lleve, Yanina expresó con sensualidad: ¡dale Maite, tocale la pija al profe, animate nena! Maite no solo obedeció con creces, sino que sacó mi ...