La mano del muerto - Relatos Eróticos

La mano del muerto

Bueno esto sucedió hace algunos años cuando era joven.
  Mi hermana Gaby y mi amigo el muerto, andaban de novios ya era tarde el viernes por la noche y mi madre  me mandó a buscarlos ya que habían ido a un fiesta cerca de la casa.
   Llegué a la fiesta y no estaban así que me regresé por el parque, al pasar por las bancas oí un ruido así qué me asome ya que estaba muy oscuro y alcance a oír la voz del muerto antes que se dieran cuenta.
     Despacio me acerque para espiar que estaban haciendo, estaban acostados, ella estaba recargada en su brazo mientras el le empinaba la botella, de inmediato se me subió el coraje y le iba a reclamar pero me acordé que a Gabi le gusta tomar así que espere un rato para calmarme.
   Ellos no me veía pero yo estaba enfrente de ellos, ya que estaban agasagando . El le metió la mano debajo de la blusa, ella solamente lo besaba y dejaba que la acariciara. El bajo la mano y desabrochó el pantalón bajo el cierre, metió la mano y le empezó a sobar le la panocha, ella se acomodó y abrió las piernas.
       ! Gabriela que estás haciendo ! 
        Mi voz sonó fuerte que los dos brincaron
     El muerto se quedó quieto y a Gabi se le cayeron los pantalones. Yo nunca había visto a mi hermana así, la blusa levantada enseñando las chiches, y si que las tenía grandes, los pantalones asta abajo dejándome ver esa piernas y lo peluda que se le veía en medio.
    !Nada decía Gabi !
     Espérate, espérate ! tacho decía el muerto al verme enojado, ...

 caminamos hacia la casa mientras ella  se iba acomodando la ropa y llorando decía, no le vallas a decir a mama.
     Claro que te voy a acusar y tu muerto mejor vete, 
       Cuando llegamos a la casa mi madre la regaño la la mando a dormir pues ya era muy tarde. 
       Yo me fui a mi cuarto, pero no pude dormir aún tenía en mi mente la imagen de Gabriela cuando se la estaban dedeando y luego verla casi desnuda en el parque, que no pude más y me empecé a masturbar.
      Todo estaba a oscuras y como los cuartos no tienen puertas, me fui a gatas asta donde estaba Gabriela.
      Y si ahí estaba tendida a todo lo ancho de la cama, lentamente metí mi mano debajo de las cobijas, sintiendo su piel suavecita de la pierna, que lentamente subí asta su vientre. 
       Y yo ahi masturbándome de rodillas, mi respiración contenida para que no se valla a despertar, subo lentamente la mano y empiezo a apretar esas Chiches, sentir los pezones con ganas de mamar, yo me masturbo más rápido ella se mueven un poco. Quiero, quieto, no me muevo.
     Pero la excitación es mucha y no esperó bajo la mano asta la panocha peluda y aún mojada que no dudó en tocar sus labios suaves y sobarlos que mi dedo amenaza con entrar, ya no puedo mas, y más rápido me masturbo, siento una mano que me empuja a introducir unos dedos a la panocha de mi hermana y me aprisiona con las piernas.
    No, no las saques y se retuerce en la cama, mientras dejo batido todo el colchón.
     ---- ! Va a ver con mi mamá,!  ...