Mi comadre me recibe otra vez
Fecha: 18/11/2017,
Categorías:
Infidelidad
Confesiones
Autor: Perritosucio69, Fuente: CuentoRelatos
Mi segundo encuentro con mi comadre fue dos semanas después de aquél glorioso día; no hallaba la manera de pasarla a "visitar" pues, mis viajes al interior del país, me habían absorbido mucho tiempo. Pero por fin pude pasar a saludar a mi comadrita en su trabajo y con el pretexto de llevarle unos obsequios para mi ahijado, le pregunte si por la tarde podría estar con ella en su casita. Ella me contestó que a las cinco de la tarde ya estaría esperándome, se mostró muy serena, como si nada hubiera pasado, pero al besarle la mejilla de despedida me susurro: "pero a las cinco en punto" y rio pícaramente. Dio media vuelta y se retiró de mi lado y yo discretamente le miré ese culo enorme e inmediatamente note que usaba unos calzones más chicos que antes, o sea, a medio cachete de la nalga. Eso me enardeció mucho y conté los minutos para la hora fijada. Por fin llegó el momento y ahí estaba yo súper caliente y con tantas ganas de cogerme a mi comadrita. Subí las escaleras del edificio casi volando; Ella vestía la misma falda que en la mañana, apenas debajo de la rodilla un tanto estrecha, sin medias y calzaba unas sandalias de pequeñas tiras que apenas cubrían sus pies; arriba tenía una blusa negra abotonada por el frente que apenas contenía los tremendos senos de mi comadre que, como ya dije, son unas toronjas de un tamaño que jamás podría yo mamárselas completas. Me recibió con un beso en la mejilla, pues la puerta estaba abierta, pero al pasar, y cerrar ésta, ella busco mi boca y ...
... me dio un beso introduciendo su lengua y moviéndola como una pequeña serpiente que busca a la presa. Luego me dijo que me había citado a esa hora, pues a las seis y treinta llegaría mi ahijado de su clase de música. Así que la abracé y comencé a besarla ardientemente a la vez que juntaba mi cuerpo al de ella que emanaba un calor inmenso; sentía sus tetas apretadas contra mi pecho y mis manos ya estaban acariciando y disfrutando de esas nalgas tan paradas y duras; subí poco a poco su falda y ella comenzó a jadear y a moverse untando su panocha contra mi verga que ella ya sentía parada. Olía ella a un perfume barato, y esto me excitaba mucho, pues eso indicaba que se preparó para mí. Yo seguía amasando esas nalgas que parecían no tener fin, amplias, redondas, sólidas; pero no me apresuré. Recorrí el borde de sus panties que le llegaban a medio cachete y le dije: "que bien se sienten tus calzones, me calientan". Ella entre sus suspiros y su respiración acelerado solo dijo: "¿te gustan? Los compré por ti pero quítamelos" y ahora era yo quien le restregaba con fuerza en su entrepierna y ella se abrazaba a mi cuello y me besaba como una adolescente en sus primeras citas. Nos separamos un poco y mi comadrita me desabrocho el cinto y todo el pantalón, el cuál cayo y dejó al descubierto mi pene que ya escurría, así que se hincó y lo comenzó a besar pero con calma, con cierta ternura sacando la lengua y lamiendo como si fuera un caramelo; se notaba que también quería disfrutar más que ...