1. La sordomuda


    Fecha: 28/04/2019, Categorías: Anal Tus Relatos Autor: Roman, Fuente: computo.ru

    La sordomuda
    Me encontraba en mi oficina, que debo comentar, se encuentra en el 3er psis de un edificio, donde hay más oficinas contiguas, ocupadas todas. Estaba muy ocupado atendiendo unos asuntos mientras mantenía la puerta abierta. De repente apareció una chica, morenita, cabello negro, labios gruesos, pintados de rojo y unos ojos café claro.  Sólo me hizo señas, para llamar mi atención. Llevaba en la mano una hojas engargoladas y una pluma en la otra mano. De inmediato comprendí, es de las chicas de una escuela de sordo-mudos del estado, que, de vez en vez nos visitan para pedir cooperación para la manutención de su escuela. Aunque debo decir que generalmente vienen chicas o señoras ya mayores, gordas. Pero esta chica era otra cosa. Llevaba unos jeans azules ajustados y una blusa roja también ajustada que marcaba sus curvas. La hice pasar con señas y mientras le anotaba en una hoja la cantidad que le iba a dar y mi nombre, ella curioseaba por la oficina. Al darse vuelta pude admirar un precioso culo respingón, redondo. Al acercarse por sus hojas, pude ver que se le marcaban unos senos pequeños, justo lo que uno esperaría en una chica delgada como ella. Muy joven, seguro menos de 20 años. 
    Con la vista de ese hermoso culo y esos labios rojos y gruesos, no pude evitar que se me empezara a poner dura. Le dí las hojas y el dinero y aproveché para tocar su mano, suave. Además, al aspirar su olor, olía a jabón y crema, muy femenina. Me sonrió cuando tomó el dinero. ...
    ... 
    Entonces, le hice señas para que esperara un poco y tomé una hoja de papel y escribí en ella preguntando su nombre… Tal vez no sabía leer pero quería intentarlo. 
    Le mostré el papel, lo miró, me vio por unos segundos con esos ojos grandes, y sonrió. Tomó la pluma de mi mano y escribió su nombre: Gabriela. 
    Volví a tomar la hoja y le escribí “Eres muy linda, ¿Vives por acá?”. Con miedo a que se molestara por mis preguntas, le extendí el papel. Ella volvió a sonreír y me escribió nuevamente.  Estuvimos un rato conociéndonos más por ese medio. Cada que escribía yo aprovechaba para mirar ese precioso culo respingón, bien marcado en sus jeans. 
    No tenía mucho tiempo, la gente pasaba en el pasillo frente a mi oficina con frecuencia. Mi verga cada vez estaba más dura, por tenerla cerca y aspirar su aroma. Arriesgando el todo por el todo y le escribí: “Me gustas mucho, te puedo dar más dinero si tu quieres a cambio de algo”
    Ella me miró, como dudando, seria… después de pensarlo un poco me sonrió y escribió: “La verdad tengo algo que me quiero comprar pero, no tengo dinero, y tu pareces una buena persona… Dime que tendría que hacer para recibir ese dinero extra…”
    Ya no le escribí, me acerqué a la puerta, la cerré con seguro, me di la vuelta y la besé. Sus labios sabían dulces, frescos… Ella no se alejó, sólo abrió sus ojos más grandes, apretó un poco los labios, pero después los aflojó y su lengua empezó a hurgar dentro de mi boca. Así sin dejar de disfrutar esa boca, mis manos bajaron ...
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