1. El vecino del fondo (final)


    Fecha: 30/08/2019, Categorías: Gays Dominación Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    durito bajo la ropa… Me apuré con el resto de la tarea porque tenía mucha hambre y sed de verga, aunque tratando de cumplir como mucamita y que don Ernesto no tuviera motivos de queja… Cuando me quedaba solamente el comedor me presenté ahí: -Ya está todo, don Ernesto, me falta únicamente esta habitación… -Bien, voy a revisar todo a ver qué tal te portaste… Y ya sabés, acá barrés el piso y le pasás lustre a los muebles… -Sí, don Ernesto… -y me dejó solo y cada vez más caliente… Mientras él inspeccionaba hice lo que me había ordenado y estaba por terminar cuando reapareció: -Muy bien, mucamita, hiciste un buen trabajo y merecés un premio… -me dijo… -Ay, gracias, don Ernesto, me falta pasarle el lustre a una silla… -Bueno, pero se lo vas a pasar desnudito… -Lo que usted diga, donde Ernesto… -y me quité la ropa temblando de calentura, deseoso de exhibirme ante ese viejo que sabía cómo volverme loco… Cuando terminé con ese último lustre tenía yo el pene bien erecto… Don Ernesto rio y dijo: -Estás ardiendo, ¿eh, Jorgito?... Asentí con la cabeza y vi que él empezaba a desvestirse… -Arrodillate, nene… -me ordenó y cuando me tuvo en esa posición empezó a refregarme su verga por la frente, por los labios, por las mejillas, mientras yo respiraba fuerte por la boca y ahí en la boca me metió ese hermoso ariete de carne palpitante y empecé a chupar desesperado de ganas de que se corriera y tragarme hasta la última gota de su leche… Fue lo que hice, no tardó mucho en acabar y yo bebí todo ...
     ese néctar mientras él me tenía sujeto por el pelo y sus piernas temblaban… Me soltó y fue a sentarse en una de las sillas para reponerse mientras yo me echaba a sus pies, como un perrito…Un momento después me arrodillé y me puse a acariciarle los huevos y la verga para que ese rabo cobrara nueva vida… No tardó mucho y me estremecí al notar cómo se iba poniendo cada vez más duro entre mis manos mientras él reía: -¡Qué putito sos, Jorgito!... -Sí, don Ernesto… ¡Sí!... Tiene razón, soy cada vez más putito, necesito cada vez más de esta cosa tan linda que es la verga… La necesito cada vez más en mi boca y en mi culo, don Ernesto… -Ya la tuviste en la boca y ahora voy a enterrártela en ese culo de nena que tenés… -¡Ay, sí, don Ernesto, sí, no puedo más! -A la mesa, inclínate sobre la mesa que ahí te voy a clavar… Y salí poco menos que en al aire hacia el lugar ordenado y él detrás de mí… Ya en el sitio me sobó las nalgas (le encanta hacerlo antes de penetrarme) y en un gesto de sadismo me la metió sin untarla con crema… Le costó pero por fin pudo meter el glande mientras yo gritaba de dolor y placer… Sí, lectores, aunque no lo crean estoy empezando a sentir placer con el dolor… Eso se llama masoquismo ¿cierto? Y bueno, entonces soy un nene putito y masoquista… ¡Qué goce con la verga de don Ernesto yendo y viniendo por dentro de mi culo! Él y yo jadeábamos, gemíamos y nos decíamos cosas: -Así, don Ernesto… Así… deme duro… ¡deme duro!... -¡Quiero reventarte el culo en mil pedazos, ...