Con las bragas en la mano
Fecha: 29/08/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: solotulosabes, Fuente: RelatosEróticos
Este fue el año en el que la mayoría de mi círculo más cercano cumplimos 50 años, las cifras redondas siempre son motivo para celebraciones especiales. Las tres primeras fueron divertidas, conseguir reunir a amigos del cumpleañero de todas sus épocas y círculos, daba lugar a reencuentros emotivos, noches de historias y recuerdos de otras épocas. A partir de la cuarta la cosa ya empezó a decaer, se convirtieron más en un compromiso social que en una fiesta de viejos amigos. Corría el mes de julio cuando me llamo la mujer de un amigo invitándome a la fiesta de su marido Juan. Mar, la mujer de mi amigo, había decidido preparar ella misma la fiesta sorpresa a su marido. A diferencia de las otras, además de sus amigos de toda la vida, invitaría también a sus respectivas parejas. Aunque le agradecí la invitación y confirme mi asistencia, el plan no me emocionaba nada, si los cumpleaños ya me estaban aburriendo, este rodeado de matrimonios, se me antojaba que sería un tostón. Más parecido a unas bodas de plata que a una fiesta de cumpleaños. La noche del cumpleaños llegamos los 3 solteros del grupo, vimos que éramos los que desentonaban en aquella fiestas. Como pudimos, empezamos a integrarnos en aquel ambiente lo compuesto por amigos de pachangas, padres y madres de compañeros de colegio de sus hijos, trabajo y urbanización. Juan y Mar llevaban más de 20 años a casados, un adosado, un crossover de gama alta y un Mini completaban el kit de la típica familia acomodada de clase ...
... media alta. Muchas de las caras me resultaban familiares aunque con veinte años más, algunos los recordaba de la adolescencia y otros la época universitaria, el tiempo pasaba para todos. Mar, en su papel de anfitriona, nos iba presentando como los amigos solteros de Juan. Lo que provocaba los consabidos comentarios sobre nuestra afortunada situación por parte de la mayoría de aquellas parejas. Al quinto “Vosotros sí que sabéis”, decidí salir a fumar un cigarro y tomar un poco el aire, aburrido de la música de los 80 y de cincuentones emocionados con ella. En la terraza me encontré a Juan, el homenajeado, y me acerque para felicitarle personalmente. Después de las manidas frases de felicitación, me presento a la pareja con la que estaba hablando, al parecer, sus hijos cuando eran pequeños habían estudiado en el mismo centro escolar, y de aquellos días de esperas en la puerta del colegio surgió una profunda amistad que les llevo a comprar un adosado en la misma urbanización. Gustavo y Alba, que así se llamaban, encajaban perfectamente en aquel grupo. El era el gerente de una empresa local y ella abogada con su propio despacho, pequeño pero al que no le faltaba trabajo. No pasó mucho tiempo en que reclamasen la presencia de Juan para la típica foto de uno de los grupos de la fiesta. Como la conversación era agradable, me quede hablando con Gustavo y Alba sobre trabajo y aventuras juveniles con Juan. Gustavo me contó que buscaba una empresa de servicios como la mía, lo cual fue un ...