1. MI CUÑADA,ADEMAS DE PRINCESA,RESULTO MUY PUTA 2


    Fecha: 29/08/2019, Categorías: Voyerismo Autor: pevertido, Fuente: xHamster

    mi secretaria personal. Entonces lo comprendí todo. El rey, su tío y el presidente se habían desecho de un miembro de la familia real discordante en silencio y sin armar revuelo, por eso tantas facilidades y tantos honores. Querían que su pueblo jamás supiera de su exilio. De esa forma, mandándola con su cuñado a Madrid, evitaban rumores y sobre todo manifestaciones de apoyo.Escudriñando las conversaciones con mi hermano, recordé que Samoya era una monarquía electiva y que al morir el rey el consejo de sabios decidía su sustituto. Sentí un escalofrió al pensar que mi cuñada sin duda debía ser la favorita del pueblo y viendo la mala salud del actual monarca, la mandaban exiliada a la otra punta del globo.Sin saber que decir ni que hacer, guardando un escrupuloso respeto pregunté:―Su alteza, ¿cómo debo llamarla?Luciendo una de sus mejores sonrisas, esa monada me contestó:―¿Cuñada? ¿Sovann? Me da igual siempre que me tutees. Alberto ya me alertó de que su hermano mayor era un poco estirado.Su respuesta me hizo reír y sin importar que Loung estuviera presente, le cogí la mano mientras le decía:―Creo que seguiré llamándote Princesa.―Como quieras, pero en España sonará raro que en la intimidad llames de esa forma a tu cuñada― y entornando los ojos dijo con picardía:― Pueden suponer que el cariño que te mostraré es de otra índole.Aunque vi que Loung se enfadó por la ocurrencia, a mí su broma me hizo gracia y más animado me senté en mi asiento. Sovann y su secretaria aprovecharon las ...
     catorce horas del vuelo para establecer la estrategia de oposición que desarrollarían y antes de que me diera cuenta habían concertado una rueda de prensa en mi casa. Aunque reconozco que me abrumó todo aquello, decidí cumplir con la palabra dada y no dije nada de que usaran mi vivienda como su base. Aterrorizado porque no me cabía duda de que mi hermano había sido asesinado por ser el marido de esa disidente, traté de conciliar el sueño.Desde que conocí a esas dos mujeres, mi vida se vio trastocada y prueba de ello fue que al llegar a Barajas, en la puerta del avión nos recibió un comandante de la Guardia Civil que tras una breve presentación, nos informó que desde el ministerio del interior le habían encomendado ser nuestro escolta en España.―Comprendo que quieran proteger a la princesa pero ¿considera necesario una presencia permanente en mi casa? ― protesté al oír que iba a haber apostados dos secretas en el jardín de mi chalet.―Por supuesto― respondió el militar: ―Tanto usted como la señora pueden ser objeto de un atentado y es mi misión evitarlo.No tuve que ser un genio para entender que cada vez que saliera, un policía iría pegado a mis talones y lamentando mi perdida independencia, me hundí en un mutismo incómodo del que solo salí cuando la viuda, me cogió de la mano y susurrándome al oído, me dijo:―Lo siento. Sabré compensarte.En ese instante, no supe el modo tan genuino con el que, transcurridos unas pocas horas, esa mujer cumpliría su promesa.Asumiendo mi papel de ...
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