Estudiante en prácticas
Fecha: 27/08/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
algo de torpeza, pero sin ser brusco del todo. Confirmé que no tenía mucha experiencia. Luego, retiró sus manos para comenzar a desabrocharme la blusa. Lo detuve en el acto. Daniel, no te ofendas, pero seré yo quién dé las órdenes. Haz lo que te digo y lo pasaremos muy bien. Él, con el aliento entrecortado de tanta excitación, suspiró un tímido bien. Lo abracé nuevamente para comenzar a darle besos muy profundos, haciendo gala de la versatilidad de mi lengua, húmeda y carnosa. Él trataba de imitarme, con resultados no muy destacables. No reparo en ello y después de unos momentos, cuando sentí que su miembro se encontraba a punto de reventar de lo hinchado que estaba, me arrodillé y comencé a bajarle el cierre de su pantalón. Mientras hacía esto, le pregunté si se lo habían chupado antes y me dijo que su pareja lo ha hecho en un par de ocasiones, pero que le cuesta asimilarlo, por su educación. ¿Tienes pareja? le pregunté. Él respondió que hoy cumplen siete meses y que pensaban pasar la noche en un motel. Lo miré un momento a los ojos y sonreí con un leve tono de burla. Él comprendió que después de esto, no le quedarían muchas fuerzas para dar una buena entrega esta noche. Por fin, al ver su miembro, le pregunté por el nombre de su pareja. Se llama Mónica, ¿por qué lo pregunta? me dice con su respiración muy agitada. Porque se ve que Mónica los sabe escoger muy bien le respondí. Su miembro era grande y bastante grueso, como pocos de los que he visto. Lo admiré unos segundos, ...
imaginándome lo que será sentirlo penetrar mi ano. Saco mi lengua y la paso por su sexo desde donde comienzan sus testículos hasta la punta del glande, como si fuera el más delicioso helado en el más caluroso de los veranos. Advierto que Daniel está a punto de eyacular e introduzco tamaño monumento en mi boca. De inmediato, comienzo a chuparlo con dureza y frenesí, usando lengua, labios y dientes para darle la mejor chupada que haya tenido en su vida. Supuse que su semen saldría casi de inmediato, pero se demoró más de lo que esperaba. Entonces comencé a chuparlo con mayor entusiasmo y, en cosa de segundos, expulsó una buena cantidad de semen. Generalmente, en ese momento tomo la verga con mis manos para masturbarla y hacer que todo ese espeso líquido rocíe mi cara. Las primeras veces me daba un poco de asco y repugnancia hacer esto, pero cuando entendí que un hombre te es muy agradecido por hacerlo, lo tomé como un pequeño sacrificio por futuras recompensas. Mi cuenta corriente en el banco no es abultada precisamente porque tenga un trabajo muy bien remunerado. Sin embargo, en esta ocasión opté por beber y tragarme todo lo que salió de su pene. Siendo el baño de hombres de la empresa, no podía dejar semen esparcido por doquier. Podrían culpar a Daniel y acusarlo de inmoral y pervertido. El pobre muchacho no tiene por qué pagar el precio de mi calentura. Al terminar de eyacular, le pregunté desde cuándo no tenía relaciones con Mónica. Me dijo que hacía cosa de un mes se habían ...