Pendejita trola
Fecha: 18/08/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... sentó en el medio de Maxi y Guille, a quienes les bajó la bragueta y empezó a juguetear con esas dos vergas paradas. Se agachó prefiriendo la de Guille y comenzó a lamerla poco a poco hasta darle rienda suelta a un pete sabroso mientras Maxi le metía mano por las gomas y yo me pajeaba desnudándome. La perra se atragantaba repitiendo: ¡síiii, lechita para mí solita, qué ricoooo, quiero mucha pija en mi boca, mucha lecheee!, al tiempo que yo, aprovechándome de su inclinada postura la besé por donde quise s mi antojo, y Maxi le intentaba sacar la tanga. Pero yo le gané de manom aspiré su aroma tras un nariguetazo furtivo, me la enredé en el tronco de la verga a la vez que ellos la acostaban en el sillón con los ojos al cielo, y, pronto comenzamos a besarla inmensa y extensamente, obviando su conchita y sus tetas para hacer que nos desee y pida por favor por nuestra virilidad. Luego la dimos vuelta para morderle endiablados esa colita fresca, la que Maxi le amasó con su palo de carne bien altivo y con sus huevos gigantes. Se las moldeó con las manos como a una plastilina, le dio unas escupiditas, unos chirlos, y cuando le separó las nalgas con la puntita ella se levantó presurosa diciendo: ¡por la colita ni se te ocurra taradito! Esa fue nuestra oportunidad para lamerla y olerla por todos sus rincones cual animales en celo, y no tardamos en arrodillarla en el suelo y rodearla con nuestras pijas para que chupe de a una, para que las saboree bien hasta los huevos y recorra con ...
... su aliento nuestras ganas de acabarle en la garganta. Estuvo así unos 10 minutos pidiendo piedad, que no se la clavemos tan adentro, que la dejemos tomar aire, que le digamos que es una trolita, y otras cosas que nadie entendía. Pero nos volvía loquitos oírla mamarnos la verga así, por momentos intentando meterse de a dos. Aclaro que a mí me la chupaba con su tanga rodeando mis venas gruesas, hasta que me dijo que le avise cuando esté por acabar. No hubo tiempo. En un espasmo feroz le encremé las mejillas y toda su bombacha, mientras Maxi le chupaba la concha y le hacía probar su esencia cuando se la tranzaba como un tortolito, y vi que le cacheteaba el culo implorándole que no deje de pajearlo. La petiza se puso la bombacha sucia y se acomodó en 4 patas en el piso. Maxi, luego de mojarla con agua fría para hacerla gritar se le subió encima para calzar sin prejuicios su pija virgen en esa vulva de labios carnosos, aunque con un clítoris visiblemente ardiente, erecto y rosado, y con un aroma exquisito. En breve se la hacía mamar de parado cuando yo preparaba otro trago. Como era para él, mi amigo me liberó la zona para que mis axilas vuelvan a sudar de alegría con otro pete de esa guachita que se babeaba a mares. Ella bebió un poco de nuestro gancia con limón para entonces mandarse más animadas nuestras vergas nutridas de euforia haciéndonos gozar con los soniditos de cada empujada cerca de su campanilla, o de aquel medio sopapero cuando se la sacábamos de repente de la boca. ...