Lo que hubiera sido (Tercera y penúltima parte)
Fecha: 09/08/2019,
Categorías:
Infidelidad
BDSM
Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
regresó, me besó con pasión. La empujé con brusquedad hacia la cama y cayó con fuerza.– Ábreme las patas –le insté, pero creo que ni siquiera lo había ordenado cuando ella ya estaba abierta. Como sabrán, tengo mis fetiches y mis inclinaciones hacia lo guarro. Le había ordenado no limpiarse porque anhelaba ser yo quien lo hiciera y saborear su líquido amarillo. Sabía que ella no era afín en estos rubros de la lubricidad; sin embargo, confiaba en que poco a poco pudiera pervertir más, si eso fuera posible, su mente y su disposición. Me lancé hacia su gruta de placer y degusté con deleite los restos de orina que quedaban. Me dispuse a darle placer con mi lengua. Ella se dejó hacer. Pasados unos diez minutos, y tras haberle ensartado tres de mis dedos en el coño, me urgió a penetrarla. -Ya métemela por favor –me rogó jadeando y alejando mi boca de su entrepierna -¿Qué te meta qué? –pregunté separándome de ella -Méteme tu verga mi amor –me respondió con urgencia y sonriendo– Por donde quieras, pero métemela ya. Empálame, hazme tuya. Hazme lo que quieras, pero, ¡HAZLO YA! –me gritó desesperada. Feliz de que se expresase así, le solté un buen golpe en su ya encharcada vagina y la penetré de un solo envite. No me incliné sobre ella, sino que tomé sus tobillos y le separé las piernas para así penetrarla con más control. Mi ritmo era normal, pero amaba ver como sus ubres se movían con mis idas y venidas. Ella me observaba con lujuria y felicidad y yo le sonreía de vuelta. Aumenté el ...
ritmo y ella sus gemidos. La penetraba con fuerza, con dureza. Con violencia y ella lo soportaba con felicidad, con placer. Me dejaba hacer y su entrega hacia mí era el mejor de los regalos. Por momentos, besaba sus pies y le hacía cosquillas. Ella se retorcía y reía entrecortada. La pequeña tortura tuvo su recompensa, pues al poco rato ella se vino sonoramente. Yo seguía en pie de guerra y, aunque su cuerpo me pedía una pausa, yo no se la di. Seguí con mi penetración y la convertí en un mete y saca frenético. Ella seguía gimiendo como una golfa y poco después tuve un orgasmo muy intenso. Se me nubló la vista y casi caí sobre ella. Me coloqué a su lado y ella se volteó hacia mí, sonriente y agitada. Yo también sonreía. Pasados unos momentos y cuando nuestros pechos respiraban con normalidad, Elena se dirigió a mi muy seria. -¿Y si quedo embarazada? –me preguntó mirándome a los ojos con intensidad -Pues lo tenemos y ya –respondí -Hablo en serio –se incorporó y su cara no me dejó duda de que el tema era de suma importancia para ella, así que calmé mis pensamientos, pese a que no podía apartar mis ojos de sus tetas. -Voy a ser completamente honesto contigo –comencé con la mayor seriedad que me fue posible– Me gustaría estar sólo nosotros dos por un año o dos y hacer lo que se nos venga en gana… -Pero, ¿y si…? –me interrumpió un tanto preocupada -Pero –la interrumpí yo, tomando su mano– si te embarazas, nada me haría más feliz. No cambiaría nada. Además, tenemos la estabilidad ...