Renace el harem (Cap. 4)
Fecha: 07/09/2017,
Categorías:
Dominación
Autor: ALTEZA, Fuente: CuentoRelatos
Al día siguiente de haber sido aleccionadas las nuevas perritas y de haber pasado la noche entera enjauladas, entendieron que habían sido llevadas para que aprendieran a ser esclavas domésticas, algo que no les agradaba pero también sabían que no había forma de impedir que las educaran para ser unas perras. Pocos minutos después de haber sido llevadas al salón principal, se sintió la presencia imponente de la dueña de semejante harem de perras. Lo que ocurrió después de llegar su Majestad fue algo difícil de creer pero cierto a la vez, las reclutas por propia voluntad llegaron a cuatro patas ante su Majestad y sin pronunciar ni un suspiro, empezaron a besarle y lamerle los pies, situación que a las esclavas ya veteranas les sorprendió, ya que no se les había ordenado. Era más que obvio que su entrenamiento fue iniciado por su propia cuenta y de manera espontánea. Eso facilitó su entrenamiento, no se supo si fue espontaneo realmente o solo lo hicieron por miedo a ser reprendidas de manera ejemplar. Esa mañana les fue ordenado encargarse de todos los patios que rodeaban la mansión, debieron hacerlo bajo el rayo del sol, soportando una temperatura de 34 grados. A su Majestad no le importó si hacía calor o estaba nevando, ella tenía un compromiso de regresar a esas estúpidas totalmente domesticadas como perras falderas; así que de una patada envió a las perras reclutas a cumplir esa tarea. Ya para el medio día, el sol estaba a su máxima temperatura, la ideal para que ahora las ...
perras lavaran las dos limusinas lavadas por dentro y por fuera sin olvidar la pulida y encerada. Después de pasar ya dos horas lavando y encerando las perras chorreaban y tenían la garganta tan seca como un desierto, sin embargo sabían que no se les daría una sola gota de agua mientras no lavaran ambas limusinas y las enceraran, por lo que se apuraron con la segunda limusina. Después de cuatro largas horas, tocaron a la puerta y empapadas en sudor como perras dentro de un sauna. Las perras sin fuerzas llegaron hasta su Majestad besaron sus pies y rogaron para que les diera un poco de agua. El Ama hizo traer platos de perro llenos de agua del retrete y permitió que las perras bebieran su vital líquido, las perras agradecieron a su Majestad el que se los permitiera. Al terminar de beber el agua, su Majestad les ordenó seguir su entrenamiento, les dejó en claro que la descalzaran de inmediato para darle una pedicura, pero que la iban a realizar con los dientes y en vez de tirar las callosidades, tenían que tragarlas. Las estúpidas al escuchar semejante orden pusieron cara de asco, sin embargo su Majestad les hizo recordar que ahí la comida es un privilegio que deben ganarse el derecho a él, al escuchar eso, las perras ya débiles por tanto esfuerzo tuvieron que sacar fuerzas de debajo de las piedras para cumplir todas las ordenes encomendadas durante todo el día, eso si querían comer por la noche su alimento de perro para después meterlas a sus jaulas correspondientes. Pasaron ...