Entre-acto. Secretos desvelados - Relatos Eróticos

Entre-acto. Secretos desvelados

bebía, incluso detuviste tu movimiento y el penetrador quedó muy cerca de mi boca, con mi lengua llena de tu semen lamí esa entrada que con menos fuerza goteaba, y reaccionaste ya que te moviste hacia adentro, pude meterte en mi boca, aunque parezca extraño estabas dos veces dentro de mi boca, piensa que era una fantasía por un lado y la realidad por otro, un lío, pero me anduve con cuidado para evitar que despertaras lo mismo me echabas de tu cama. No recuerdo el sabor de tu semen, si reconozco que pensaba en la leche condensada, no por qué fuera dulce, era como se pegaba y también pensé en la miel, y por un momento utilicé el enloquecimiento de ese momento, ya que mi vagina tenía dilataciones y estremecimientos buscando a ese intruso que se ocultaba y como consecuencia mojaba la sábana, luego examinaré que es, ya que no le reconozco, si le toqué, muy escurridizo, y me hizo pensar en tu penetrador dentro, muy dentro y envuelto ese ardiente rocío que produzco sin control. Me dejó aturdido, aunque por otro lado tampoco era extraño, recordé una madrugada, una pesadilla de las muchas que sigo teniendo, de pequeño los especialistas dijeron que con el tiempo se marcharían, estaban totalmente equivocados, continúan, la única diferencia es que al día siguiente las escribo y voy añadiendo datos que van apareciendo días posteriores. Ya hablaremos muy en serio esta noche, cuando vuelva, y ahora puedes dormir lo que quieras. Me lavé y desayuné deprisa, no sabía qué hora era, tampoco ...

 importaba mucho, tenía que hacer un montón de informes. Ya en el coche miré la hora, casi una hora antes, respiré profundamente, menos tráfico y tiempo para hacer los deberes. En el muelle me miraron sorprendidos los de seguridad, les ignoré pasando el código de identificación por el lector, vieron luz verde y perdieron interés, y ya frente al teclado y los apuntes de Vitoria, a correr, se me hizo corto el tiempo, la primera en llegar fue la secretaria de comercial, una tía de cuidado, algunas veces crea problemas, sabe mucho y pretender dirigirnos, como si tuviéramos pocos jefes, aquí teníamos un jefe de ventas, un jefe de zona, un delegado, y un director comercial en central y por ultimo un jeta, un inspector comercial, este se presentaba cuando menos le esperabas, muchos jefes para tan pocos indios, éramos cinco comerciales. Fui abreviando en todo y tuve la suerte que la reunión se aplazó una hora y algo, y sentados en la sala de juntas del jefe de zona, empezaron las hostias, tal y como predije empezaron a caer y yo sin paraguas. El jefe de zona empezó por mí, y más tarde me enteré por qué, la reunión fue por videoconferencia, el aparato de logitec group en un lugar estratégico de la larga mesa, me pareció el invitado de piedra, un alíen que detectaba todo, debías de convertirte en estatua, y detecté, Central-Madrid-Logroño, ese cretino entraría en escena. El jefe de zona tuvo razón en algunas cosas, en otras no. Uno de los comerciales de Logroño, una tía muy tímida, me ...