pagando una costosa apuesta
Fecha: 27/07/2019,
Categorías:
Zoofilia
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... le pregunté yo mientras me ponía serio… “si es neta… como va…”, estuve a punto de frenar todo en ese momento, pero me tranquilicé diciéndome que todo seria una broma como casi siempre e insistí: “¿neta se la chuparías a un perro?”, “si tu me das tu coche…si lo haría…” me contestó ella sin perder su sonrisa traviesa, nunca imaginé que hablaba en serio… A ese momento ya no sabía que pensar y la sola idea de esa posibilidad me ponía súper caliente aunque todo fuese una broma de mal gusto, así que decidí dejar los prejuicios morales y me dejé llevar por el momento, mi juicio se nubló y no medí las consecuencias, es difícil pensar racionalmente cuando tu verga toma dominio total de tu cuerpo y de tus hormonas; mas no tardó en presentarse el 1er inconveniente: yo no tenía perro, así que, aún tomándolo como un juego pesado le dije que tendríamos que buscar uno, afortunadamente casi todos ahí tenían perros en sus casas (por lo de la delincuencia) y no pocos los dejaban libres (los excrementos en mi jardinera lo probaban) al salir los dos a la calle… uff que suerte del demonio: había 4 perros husmeando por ahí, le señalé uno y dijo que ése no, que mejor aquel, un perro bastante grandecito de color dorado, disculpen no se su raza y no me interesa… el hecho que ella misma escogiera al perro… Dios, eso como me puso caliente!!!, el segundo problema fue atraerlo hacia mi casa, carajo, pinche perro idiota, no quería acercarse, me veía con recelo y lo tenté con comida, aquello tomó mas ...
... tiempo de lo debido, ya que corría el peligro de que algún vecino chismoso me viera meter al perro en mi casa y en ese momento ignoraba a quien pertenecía el animal (y a la fecha aun lo ignoro), hacer que se acercara a donde estábamos no fue fácil y cuando lo logré, Grimaldi se acercó a él y lo empezó a acariciar y hablarle cariñosamente, el perro intuyó algo y empezó a mover su colita en clara manifestación de alegría, era evidente que Grimaldi le había agradado por algún “sospechoso” motivo, con mucho trabajo y medio kilo de bistec logré meterlo a mi casa y lo llevé al patio trasero, ahí lo encerré y de inmediato el maldito bastardo se puso a ladrar, el partido de fútbol ya había empezado hace rato, le tiré la poca comida que me quedaba y le di agua para ver si se tranquilizaba, estuve mas al pendiente de callar al perro que del partido, pero me empecé a poner nervioso en serio cuando el Puebla anotó el 1er gol… no lo podía creer, el perro seguía ladrando pero ya no me importó, solo deseaba que el árbitro pitara el final, cuando al fin lo hizo… un fuego recorrió mi vientre: era hora de pagar la apuesta o de sufrir una decepción… Debo insistir, estaba seguro que todo era un juego para Grimaldi y al final terminaría desistiendo como ya había sucedido en anteriores ocasiones con otro tipo de apuestas, sin embargo, la sola posibilidad de ser testigo de algo tan caliente hizo que perdiera cualquier buen juicio e inhibición, así que le dije: “órale… perdiste la apuesta… a chupar…”, ...